El cerdo y el papagayo JOSÉ MARÍA MENDILUCE
Lucio Lara es angoleño y uno de los dirigentes históricos del partido de gobierno (MPLA). Su principal cualidad es que es honesto y, a pesar de los innegables privilegios que conllevan sus sucesivos cargos en el partido, ha pasado momentos difíciles (hasta en términos de suministros básicos) en un país dominado por la guerra inacabable y la corrupción sin límite.Lucio se las ingeniaba como la mayoría de los angoleños y, hace unos años, crió un cerdito para engordarlo y comerlo después. El cerdito por necesidad y un papagayo por capricho compartían el patio de la casa de Lucio. Pero compartían ...
Lucio Lara es angoleño y uno de los dirigentes históricos del partido de gobierno (MPLA). Su principal cualidad es que es honesto y, a pesar de los innegables privilegios que conllevan sus sucesivos cargos en el partido, ha pasado momentos difíciles (hasta en términos de suministros básicos) en un país dominado por la guerra inacabable y la corrupción sin límite.Lucio se las ingeniaba como la mayoría de los angoleños y, hace unos años, crió un cerdito para engordarlo y comerlo después. El cerdito por necesidad y un papagayo por capricho compartían el patio de la casa de Lucio. Pero compartían mucho más. El cerdo y el papagayo se hicieron inseparables, amor a primera vista, y jugaban todo el día, imitando éste los gruñidos de aquél. Correteaban por el patio, picotazos y algún involuntario pisotón no alteraban su cariño. Juntos dormían, el papagayo sobre el lomo de su compañero y eran felices, mientras el cerdito se hacía cerdo y engordaba.
Un buen día, alguien consideró llegados el peso y el momento de transformar el cerdo en viandas. Y así se hizo. El papagayo se quedó en la porqueriza, emitía todo tipo de lamentos e imitaba, desesperadamente, los gruñidos de su amigo del alma. Ésta, rota sin remedio, se negaba a cicatrizar. No hubo quien lo sacara de allí. A los días, se murió de tristeza.
Y aún entre tanta muerte humana, quedan huecos para recordar historias como ésta, que ocupan un espacio para siempre en tu corazón y en tus neuronas.
José Maria Mendiluce es eurodiputado y escritor.