Monte mediterráneo reducido a cenizas
El incendio que se declaró la noche del sábado en la Granadella de Xàbia ha devastado uno de los parajes litorales de mayor valor ecológico y paisajístico de la Comunidad Valenciana. El pino mediterráneo y diversas especies de arbustos, entre ellas varios endemismos, dominaban la flora de una zona que está catalogada como montaña pública de especial protección. Además, en la Granadella abunda el coscojar y el romeral de garlanda y, en lugares con suelo arcilloso, eran habituales los romerales con jaras. Todo este conjunto, en un radio de entre 400 y 500 hectáreas, ha quedado reducido a cenizas...
El incendio que se declaró la noche del sábado en la Granadella de Xàbia ha devastado uno de los parajes litorales de mayor valor ecológico y paisajístico de la Comunidad Valenciana. El pino mediterráneo y diversas especies de arbustos, entre ellas varios endemismos, dominaban la flora de una zona que está catalogada como montaña pública de especial protección. Además, en la Granadella abunda el coscojar y el romeral de garlanda y, en lugares con suelo arcilloso, eran habituales los romerales con jaras. Todo este conjunto, en un radio de entre 400 y 500 hectáreas, ha quedado reducido a cenizas en menos de 24 horas por efecto del implacable fuego.Las especies botánicas más características de este paraje natural son la coscoja (quercus coccifera), el lentisco (pistacia lentiscus), el brezo (erica multiflora), las jaras (cistus albidus y liensis), el romero (romarinus officialis), la lavanda (lacandula dentata), la uña de gato (sendum sediforme), el erespinell blanc (sendum album) y el palmito (chamaerops humilis).
La Granadella había permanecido a salvo del auge urbanístico del litoral de la comarca de la Marina Alta. Y durante los últimos años había logrado esquivar el azote de los incendios. Su protección se antojaba básica, ya que se trataba de la principal masa forestal de Xàbia.
El valor cultural del paraje también es notable. Las ruinas del Castell de la Granadella, también alcanzadas por las llamas, evidencian la importancia de las torres vigías durante los siglos XV y XVI para prevenir las incursiones moriscas.