La fiscal general no investigará a Gore por la financiación electoral de 1996

Janet Reno, titular estadounidense de Justicia, cumplió ayer todos los pronósticos y se negó a nombrar un fiscal independiente para investigar el papel del vicepresidente Al Gore en el escándalo de la financiación de la campaña electoral demócrata de 1996. "No es probable que ninguna nueva investigación resulte en un procesamiento", dijo Reno para justificar el nuevo carpetazo dado al caso. En 1997 y 1998, Reno ya rechazó colocar en las espaldas de Gore un fiscal independiente por este asunto.En esta tercera negativa también se desmarca de la opinión de otros responsables de su ministerio. Rob...

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Janet Reno, titular estadounidense de Justicia, cumplió ayer todos los pronósticos y se negó a nombrar un fiscal independiente para investigar el papel del vicepresidente Al Gore en el escándalo de la financiación de la campaña electoral demócrata de 1996. "No es probable que ninguna nueva investigación resulte en un procesamiento", dijo Reno para justificar el nuevo carpetazo dado al caso. En 1997 y 1998, Reno ya rechazó colocar en las espaldas de Gore un fiscal independiente por este asunto.En esta tercera negativa también se desmarca de la opinión de otros responsables de su ministerio. Robert Conrad, director del equipo del Departamento de Justicia que se ocupa del caso de la financiación electoral, cree que hay razones para que Reno nombre un fiscal independiente. Según Conrad, existen nuevas pruebas que demuestran que Gore mintió bajo juramento cuando fue interrogado oficialmente sobre este escándalo. Reno reconoció ayer sus discrepancias con Conrad, pero añadió que, en su opinión, los interrogatorios a Gore "no reflejan falso testimonio ni perjurio, aunque sí discrepancias". En esas declaraciones, el actual candidato demócrata a la Casa Blanca declaró no estar al corriente de que los actos en los que participaba estaban destinados a recoger fondos electorales.

Gore es sospechoso de violar la ley en 1996 en al menos dos ocasiones. Una, cuando solicitó telefónicamente dinero para su campaña desde la Casa Blanca, donde están prohibidas todo tipo de actividades electorales. Otra, cuando llevó la hucha recaudatoria a un templo budista de California, ya que las leyes de EE UU prohíben explícitamente esa actividad en lugares como centros religiosos u organizaciones humanitarias, que están exentos de pagar impuestos.

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