Guinea libera a un español tras dos meses de detención

El comerciante español de origen guineano Augusto Mba-sa-Oyana ha recuperado su libertad tras pasar dos meses detenido por las autoridades de Guinea Ecuatorial sin que mediara una acusación formal. Sólo la intervención del Gobierno español, a través de Ramón Gil Casares, alto funcionario de Presidencia; del Ministerio de Exteriores, a través del embajador español en Malabo, Jacobo González-Arnau, y del defensor del pueblo, Enrique Múgica, ha logrado una solución tras discretas negociaciones.Oyana, que por razones laborales reside en Camerún, fue detenido el 17 de julio en el aeropuerto de Mala...

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El comerciante español de origen guineano Augusto Mba-sa-Oyana ha recuperado su libertad tras pasar dos meses detenido por las autoridades de Guinea Ecuatorial sin que mediara una acusación formal. Sólo la intervención del Gobierno español, a través de Ramón Gil Casares, alto funcionario de Presidencia; del Ministerio de Exteriores, a través del embajador español en Malabo, Jacobo González-Arnau, y del defensor del pueblo, Enrique Múgica, ha logrado una solución tras discretas negociaciones.Oyana, que por razones laborales reside en Camerún, fue detenido el 17 de julio en el aeropuerto de Malabo a pesar de contar con los permisos para viajar a Bata (continente) para asistir al funeral de su padre. Once días después, su familia recibió informaciones de que Oyana se hallaba en el penal de Black Beach, y que había sido torturado, extremo negado por el Gobierno de Guinea. Poco antes, el viceministro guieneano de Exteriores había confirmado verbalmente al embajador español la presencia de Oyana en este penal.

Se desconocen las circunstancias de su liberación, que se produjo el viernes. Oyana estuvo durmiendo en la residencia del cónsul español en Malabo desde que fue entregado por las autoridades guineanas, hasta su regreso a España.

Por otra parte, existe una gran preocupación entre las organizaciones de derechos humanos internacionales por la situación de los 47 presos de la etnia bubi que fueron trasladados en marzo desde Black Jack al penal de Evbinagong, en el centro de la región central. Los familiares de estos presos, encargados de alimentarlos, aún no han podido entrar en contacto directo con ellos.

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