Un año para llegar a Ceuta

Los 12 orientales que permanecen en el Centro de Inmigrantes de Ceuta sólo se atreven a relatar sus historias a los trabajadores sociales. Así se ha podido reconstruir la odisea de una pareja de 25 años, ella embarazada de dos meses.Llegaron en marzo, aunque su salida de Quantong, al este de China, se produjo un año antes. Se empeñaron hasta las cejas con la promesa de la mafia que les trasladó de hallarles un empleo para saldar la deuda.

La primera escala fue Malasia, adonde llegaron en avión confundidos entre turistas. De ahí a Nigeria y a Oriente Medio, y luego hasta Ca...

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Los 12 orientales que permanecen en el Centro de Inmigrantes de Ceuta sólo se atreven a relatar sus historias a los trabajadores sociales. Así se ha podido reconstruir la odisea de una pareja de 25 años, ella embarazada de dos meses.Llegaron en marzo, aunque su salida de Quantong, al este de China, se produjo un año antes. Se empeñaron hasta las cejas con la promesa de la mafia que les trasladó de hallarles un empleo para saldar la deuda.

La primera escala fue Malasia, adonde llegaron en avión confundidos entre turistas. De ahí a Nigeria y a Oriente Medio, y luego hasta Casablanca. Fue un trayecto coordinado en todo momento por el boss (jefe), cuya sola mención les estremece. Los últimos 500 kilómetros los hicieron en autobús, y el último trecho en el maletero de un coche. Ya estaban en España. Pero el boss les escondió en un piso, junto a otros 30 asiáticos.

En abril, el grupo escapó. Deambularon por las calles y durmieron a la intemperie hasta que se les permitió la entrada en el centro de inmigrantes. Allí siguen, con la orden de expulsión pendiendo sobre sus cabezas.

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