Un hogar sin techo y entre escombros

Sara y Abdul viven en el número 11 del camino de Valdezarza, una calle que en muchos mapas ni aparece. Los dueños abandonaron la parcela "hace ya muchos años para irse a vivir a un piso del barrio del Pilar", asegura un vecino. Para entrar hay que cruzar una verja negra oxidada, donde en la mañana de ayer aún se veía un bote de suero, unos guantes de látex que los miembros del Samur utilizaron para atender a Sara y un trapo blanco y azul con manchas de sangre que un residente prestó a los facultativos.Dentro de la parcela, los escombros son usados como perchas para la ropa de Abdul y otro com...

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Sara y Abdul viven en el número 11 del camino de Valdezarza, una calle que en muchos mapas ni aparece. Los dueños abandonaron la parcela "hace ya muchos años para irse a vivir a un piso del barrio del Pilar", asegura un vecino. Para entrar hay que cruzar una verja negra oxidada, donde en la mañana de ayer aún se veía un bote de suero, unos guantes de látex que los miembros del Samur utilizaron para atender a Sara y un trapo blanco y azul con manchas de sangre que un residente prestó a los facultativos.Dentro de la parcela, los escombros son usados como perchas para la ropa de Abdul y otro compañero marroquí, que, según los vecinos, viven allí "desde hace un par de años". La chatarra se amontona por el suelo, desde un televisor hasta una sartén con algo de comida. Una silla sirve de escalón para cruzar una tapia donde los habitantes, junto a una higuera, hacen sus necesidades. Detrás de esa misma tapia fue donde Sara dio a luz a su niño.

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Un vecino cuenta que "allí antes había una caseta", pero que, al ser utilizada para vender drogas, "los jóvenes del barrio decidieron destrozarla".

La parcela está rodeada de pequeñas casas antiguas que el Ayuntamiento pretende expropiar para construir nuevos pisos. "Nos quieren realojar y construir aquí pisos de lujo, pero no nos vamos a ir por cuatro duros", cuaenta Juani, vecina de la zona.

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