El letrista prohibido de Serrat

"Al paso de muchos años, la gente se olvidará de que la interpretó Serrat, pero seguirá cantando La saeta, que formará parte de eso que llaman el acervo cultural". Joan Manuel Serrat habló ayer en Sevilla de una de sus canciones fundamentales y supo hacerlo con la mezcla de modestia e ironía que suele ser patrimonio de los grandes. Los versos de Antonio Machado a los que el cantautor catalán puso música forman ya parte del ceremonial de la Semana Santa de Sevilla. Y eso no está al alcance de cualquiera.Serrat estuvo ayer en la capital andaluza para recibir el Premio Internacional Audiov...

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"Al paso de muchos años, la gente se olvidará de que la interpretó Serrat, pero seguirá cantando La saeta, que formará parte de eso que llaman el acervo cultural". Joan Manuel Serrat habló ayer en Sevilla de una de sus canciones fundamentales y supo hacerlo con la mezcla de modestia e ironía que suele ser patrimonio de los grandes. Los versos de Antonio Machado a los que el cantautor catalán puso música forman ya parte del ceremonial de la Semana Santa de Sevilla. Y eso no está al alcance de cualquiera.Serrat estuvo ayer en la capital andaluza para recibir el Premio Internacional Audiovisual Antonio Machado. Las siete ciudades machadianas -Baeza, Soria, Segovia, Sevilla, Valencia, Barcelona y Madrid- y la Fundación Española Antonio Machado concedieron el premio al mítico álbum dedicado al poeta, que, publicado en 1969, supuso uno de los grandes éxitos de Serrat. Los versos de Machado fueron tarareados por una generación que tomó al escritor sevillano como bandera. La voluntad reformista de Machado -típico representante en ese aspecto de la generación del 98- encontró un eco propicio en miles de jóvenes que asistían a los últimos estertores del franquismo con una mueca de asco e impotencia.

Serrat recibió el premio en el salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla. La solemnidad del acto vino reforzada por la presencia de decenas de políticos -como el presidente de Andalucía, Manuel Chaves, y el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín- e invitados deseosos de estar cerca de uno de sus ídolos. Muchas mujeres de la quinta de Serrat, la de 1943, suspiraron y aplaudieron a rabiar. También hubo alguna chica que se acercó a sacarse la foto de rigor con un Serrat que acogía a todo el mundo con una sonrisa.

El cantautor aceptó todo con buena cara, a la que no era ajena la sorprendente concesión, con 30 años de retraso, de un premio que coincide con el 125º aniversario del nacimiento del poeta sevillano. Lo cierto es que el galardón inicia este año su andadura y, por razones obvias, no se le podía haber concedido antes. Serrat entregará la dotación del premio -2,5 millones de pesetas- a dos ONG (Colectivo de Inmigrantes Independientes, de Sevilla, y Civis Mundi, de Soria).

Parece normal poder escuchar ahora canciones como Del pasado efímero, Retrato o Cantares, pero el álbum de Serrat encontró muchos enemigos en la España gris de la dictadura. "Mi compañía no tenía fe en él y consintió en grabarlo porque llevaba varios discos superventas", indicó el cantautor. Serrat también señaló que Dedicado a Antonio Machado "no tuvo ninguna recepción halagüeña por parte de la cátedra", en referencia a las críticas negativas que recibió el disco al principio. "La cátedra fue dura y, en algunos casos, despiadada", agregó. Serrat aplicó una idea de Machado -"la gente que desprecia cuanto ignora"- a muchos de los que recibieron su trabajo con los sables desenvainados.

Otros criticaron el álbum por temor a que algo que pertenecía a una minoría de entendidos "se les escapase de las manos y llegara a las masas", según Serrat. "Por suerte, el disco tuvo éxito", rubricó. Serrat dijo que al grabar el álbum buscaba "que la curiosidad de la gente llevara sus ojos al libro; luego, al poema, y de allí, al corazón".

El cantautor destacó "la claridad, profundidad y vigencia" de la poesía de Machado "en los albores del siglo XXI". Serrat rindió tributo a Alberto Cortez, el cantante que abrió camino con la obra del poeta sevillano. "Alberto Cortez fue el primero que le puso música a Machado en un disco espantosamente maltratado por la cátedra, del que rescaté Retrato y Las moscas", comentó.

Serrat también tuvo palabras elogiosas para otros dos cantautores, Raimon y Paco Ibáñez. "Este disco es probablemente uno de los trabajos que más satisfacción me han producido, porque se ha vendido mucho, lo que me ha permitido escribir otras canciones que no han tenido éxito, y porque me ha proporcionado un gran afecto de la gente", recalcó el cantautor. Tras hablar del papel de La saeta en la Semana Santa, volvió a predios más terrenales y mostró su satisfacción por que "Antonio Machado fuera un escritor censurado y prohibido en la dictadura de Pinochet por ser letrista de Serrat". Lo que está claro es que el tirano chileno no pudo con ellos.

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