La ciencia del caos pone orden en el Derecho Penal

La física del caos, esa moderna teoría científica lanzada al mundo en la década de los setenta, que trata de hallar un orden oculto, una coherencia esclarecedora, en el aparente desorden que presentan multitud de fenómenos reales, y que ya ha impregnado multitud de campos de las ciencias experimentales, también ha acabado por irrumpir en el estudio del Derecho Penal.Un profesor de la Universidad de Valencia, el investigador jurídico Miguel Ángel Moreno Alcázar, acaba de obtener la máxima calificación posible (el cum laude) en una tesis doctoral para la que, por primera vez en España, se necesi...

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La física del caos, esa moderna teoría científica lanzada al mundo en la década de los setenta, que trata de hallar un orden oculto, una coherencia esclarecedora, en el aparente desorden que presentan multitud de fenómenos reales, y que ya ha impregnado multitud de campos de las ciencias experimentales, también ha acabado por irrumpir en el estudio del Derecho Penal.Un profesor de la Universidad de Valencia, el investigador jurídico Miguel Ángel Moreno Alcázar, acaba de obtener la máxima calificación posible (el cum laude) en una tesis doctoral para la que, por primera vez en España, se necesitó que el presidente del tribunal que evaluó el trabajo jurídico fuera un catedrático en Ciencias Matemáticas, Lorenzo Ferrer. El motivo: el autor abordaba en su tesis la dificultad que tienen los jueces para valorar los riesgos de los incendios a la hora de aplicar el Código Penal, pero desde el prisma teórico del análisis de los sistemas complejos, es decir, evaluando el peligro como un sistema en el que actúan múltiples causas.

El autor pretende que su estudio ayude a aumentar las garantías "de los ciudadanos a la hora de enfrentarse a un juicio por incendios". Según explica, tanto en el antiguo Código Penal como en el nuevo las penas por este tipo de delitos son muy altas y "la jurisprudencia venía entendiendo por incendio todo fuego, por pequeño que fuera" e independientemente del auténtico peligro que hubiese supuesto.

Moreno, que confiesa su preocupación medioambiental, que le ha llevado a centrarse en este tipo de catástrofes causadas por el fuego, justifica, dada la necesidad de proteger los valores ambientales, que un incendio sin lesiones para las personas puede acarrear la misma pena, entre 10 y 15 años, que un homicidio. Pero lo que no ve tan lógico es que no se pueda evaluar con rigor el auténtico riesgo que tenía el fuego con independencia de su tamaño.

"La novedad del trabajo está no tanto en los resultados que se podían esperar de la tesis como en el enfoque que aportan otras ramas novedosas de la ciencia", explica el autor, que para elaborar su trabajo ha tenido que profundizar en unos conocimientos teóricos tan ajenos a su disciplina como los de la física del caos.

Es verdad que esta ciencia encontró fácil acomodo en el estudio de la Meteorología para prosperar después en otras ramas de la Física y las Matemáticas. Y que después invadió ciencias más dispares, como la Medicina, en el estudio de los ritmos vitales, la Psicología y la Economía, donde el estudio de las caóticas evoluciones de la bolsa ha encontrado orden donde antes sólo había incoherencia. Pero hasta ahora nadie había aplicado estas teorías en el Derecho, por lo menos en el Penal, porque quizá en el Mercantil, que maneja más números, sería más fácil aplicar una ciencia teórica.

Esto no quiere decir que los magistrados tengan que estudiar la física del caos para impartir justicia. Según Moreno, cuando el juez encargue a un ingeniero que haga un peritaje sobre los efectos de un incendio y los potenciales riesgos que ha provocado, este científico seguramente ya aplicará los últimos avances en el análisis sistémico. Un prisma en el que se abandona la premisa física de Newton de que todo efecto tiene su causa y en el que se complica el problema de la causalidad a un compendio de muchos efectos difícilmente cuantificables.

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En el caso de los incendios, es difícil evaluar jurídicamente la relación entre un acto humano y sus consecuencias en forma de fuego, sobre todo a la hora de cuantificar un delito de peligro, que es lo que realmente intenta castigar el Código Penal.

De hecho, Moreno explica que la interpretación del delito puede ser muy variada: "No hay una realidad externa común a la visión de dos personas. La habrá o no la habrá, pero dos personas no pueden percibirla del mismo modo". Por ello, cree que "se hace necesario intentar entender qué es lo que el otro ha entendido de esa realidad". Por eso, el nuevo doctor piensa que ahondar en esta ciencia "es como decirle a los jueces que investiguen cada caso concreto" y bajo la premisa de que la certeza es muy relativa. Moreno aboga por el diálogo, por el intercambio de opiniones para llegar a un consenso.

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