Contra el calor, agua fresca de la fuente

El calendario ha terminado por imponer su ley. El verano se ha hecho patente, con fuertes subidas termométricas que acaban por convertirse en sudores y agobios. En plena canícula, los seres vivos (hombres y bestias) tratan de combatir el calor empleando métodos diversos, entre los que no desdeñan uno de los más antiguos: el baño en agua más o menos fresca. A falta de riachuelos, la ciudad ofrece sus fuentes a turistas intrépidos y chuchos desasistidos. En la fotografía de la izquierda, es una de las fuentes de la plaza de Catalunya de Barcelona la que sirve de solaz a los visitantes que sucu...

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El calendario ha terminado por imponer su ley. El verano se ha hecho patente, con fuertes subidas termométricas que acaban por convertirse en sudores y agobios. En plena canícula, los seres vivos (hombres y bestias) tratan de combatir el calor empleando métodos diversos, entre los que no desdeñan uno de los más antiguos: el baño en agua más o menos fresca. A falta de riachuelos, la ciudad ofrece sus fuentes a turistas intrépidos y chuchos desasistidos. En la fotografía de la izquierda, es una de las fuentes de la plaza de Catalunya de Barcelona la que sirve de solaz a los visitantes que sucumben entre el sol y el asfalto. En la fotografía de la derecha, un perro utiliza la fontana de la Casa de l'Ardiaca, donde el día del Corpus Christi salta l'ou com balla, para remojarse y rebajar los grados de su piel. Al fondo, dos turistas resguardados a la sombra del patio contemplan con regocijo los esfuerzos del perro por salir del fresco atolladero.

Carles Ribas

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