Cartas al director

La Ronda de Poniente en Córdoba

Ayer me preguntó mi vecina si sabía que ante el concurso de ideas para buscar soluciones al escalextric que generaba el proyecto de la futura Ronda de Poniente de Córdoba a su cruce por la carretera de Palma, siete empresas de renombre habían planteado soluciones soterradas y sólo una planteaba otro escalextric, y que era ésta la que había seleccionado la Junta de Andalucía. "¿Cómo?", fue lo único que pude responder. "Pero si tras protestas de todas las asociaciones de vecinos afectadas, con pancartas y cortes de carretera, tanto la alcaldesa como el consejero de la Junta nos hab...

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Ayer me preguntó mi vecina si sabía que ante el concurso de ideas para buscar soluciones al escalextric que generaba el proyecto de la futura Ronda de Poniente de Córdoba a su cruce por la carretera de Palma, siete empresas de renombre habían planteado soluciones soterradas y sólo una planteaba otro escalextric, y que era ésta la que había seleccionado la Junta de Andalucía. "¿Cómo?", fue lo único que pude responder. "Pero si tras protestas de todas las asociaciones de vecinos afectadas, con pancartas y cortes de carretera, tanto la alcaldesa como el consejero de la Junta nos habían prometido, con total seguridad, dar una solución al conflicto..., y siete empresas serias avalan y plantean el soterramiento de ese tramo". Insistí. "Pues para que veas en qué país vivimos. Se han saltado a la torera las promesas, la opinión de 20.000 vecinos y el trabajo de siete empresas que han dedicado mucho tiempo y dinero a estudiar proyectos viables, dentro del presupuesto disponible". Esa fue la respuesta de mi vecina.Pero en mi cabeza sólo bullían preguntas y la más directa fue "pero, ¿por qué?". A lo que me respondió, encogiéndose de hombros: "A saber las maniobras políticas que han estado haciendo y desde cuándo tienen esto decidido". Y añadió sin dejarme meter baza: "Yo los voté, pero que hasta aquí llegamos, que ya me han demostrado lo que se puede confiar en ellos y lo que restan a estos barrios".

Nos despedimos y me quedé pensando sin poder hacer nada, confundida y decepcionada, y con la misma pregunta martilleándome la cabeza "¿por qué?".

A medida que pasaba el tiempo, la rabia contenida me iba reconcomiendo. Salí de mi casa a otras vecinas a contárselo. Y fue gracioso que la escena se iba repitiendo, y surgían las mismas preguntas y los mismos comentarios. Más tarde decidí escribir esta carta al periódico para poder contárselo a la vez a muchas vecinas y vecinos más.- Rafi Gómez. Córdoba.

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