La Fundación Vila Casas abre un museo de pintura en Torroella de Montgrí

El mapa de museos de arte de Cataluña se ampliará mañana con la inauguración del Museu Art 2000 en el Palau Solterra, en la población ampurdanesa de Torroella de Montgrí. La Fundación Privada Vila Casas ha rehabilitado el palacio, de 3.000 metros cuadrados de superficie, para exhibir en él su amplia colección de pintura catalana contemporánea.

Cerca de 200 obras de los artistas Tàpies, Clavé, Guinovart, Amat, Plensa, Zush, Perejaume, Hernández Pijoan, Ràfols Casamada y Llimós se alinean junto a creaciones de pintores poco conocidos, en un intento de dibujar un cuadro lo más rico y varia...

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El mapa de museos de arte de Cataluña se ampliará mañana con la inauguración del Museu Art 2000 en el Palau Solterra, en la población ampurdanesa de Torroella de Montgrí. La Fundación Privada Vila Casas ha rehabilitado el palacio, de 3.000 metros cuadrados de superficie, para exhibir en él su amplia colección de pintura catalana contemporánea.

Cerca de 200 obras de los artistas Tàpies, Clavé, Guinovart, Amat, Plensa, Zush, Perejaume, Hernández Pijoan, Ràfols Casamada y Llimós se alinean junto a creaciones de pintores poco conocidos, en un intento de dibujar un cuadro lo más rico y variado posible de la pintura catalana de los últimos 50 años.El empresario farmacéutico Antonio Vila Casas, presidente de la fundación, es el impulsor del museo de Torroella y de otros dos museos monográficos creados por la entidad: Ca la Tona, en Pals, dedicado a la escultura (inaugurado el pasado 15 de junio), y Can Mario, de fotografía, en Palafrugell, que se abrirá el año próximo.

Vila Casas, de 69 años, coleccionista de arte durante toda su vida, explica que el criterio de la representatividad es el que ha marcado su colección de arte, especialmente la exhibida en Torroella de Montgrí. Sin embargo, subraya el carácter privado de la fundación para enfatizar: "Compro lo que me gusta porque al fin y al cabo no tengo que dar cuentas a nadie". La voluntad de hermanar cultura y tradición es el tercer elemento que caracteriza la elección de los edificios utilizados para la exposición de sus fondos de arte: son construcciones emblemáticas y antiguas acondicionadas para recibir el arte más actual.

El Palau Solterra, sede del museo de pintura, es un antiguo edificio habilitado como vivienda en el siglo XIX por el primer marqués de Robert y conde de Torroella, que unió a tal efecto tres construcciones contiguas. Para habilitarlo como museo, ha sido necesaria una profunda rehabilitación firmada por el arquitecto Joan Llopis. La colección se reparte entre las tres plantas del edificio; la planta baja, la de menor espacio expositivo, dispone de una pequeña sala en las antiguas caballerizas para acoger exhibiciones temporales. De momento se muestran en ella dibujos de escultores, como Corberó, Pasqualotto, Riera i Aragó y Medina Campeny, y el próximo 29 de julio se inaugurará una exposición de Agustí Puig, joven artista que se encuentra entre los favoritos de Vila Casas.

En la primera planta del edificio se muestran las obras más valiosas de la colección privada. En pequeñas salas, el centro reúne los nombres más representativos de la pintura catalana actual: de Arranz Bravo a Zush pasando por Bartolozzi, Modest Cuixart, Antoni Taulé y Joan Josep Tharrats. Muchas de las obras son adquisiciones recientes que el presidente de la fundación realizó pensando ya en el museo y en ofrecer una sucinta evolución de la pintura en las últimas décadas, desde el informalismo y el arte conceptual hasta las tendencias posmodernas más actuales. En general, diferentes autores conviven en un mismo espacio, salvo excepciones. La obra más significativa es la de la llamada Sala Francesa del Palau Solterra, que exhibe el anteproyecto de las pinturas artísticas de la sala del Liceo, realizado por Frederic Amat y cedido al museo.

En la segunda planta del edificio, las obras pertenecen a creadores de distintas generaciones y se distribuyen con un criterio temático: paisajes, tauromaquia, desnudo, mar... Es una agrupación realizada pensando en el público potencial de la exposición: Vila Casas desea agradar a los habitantes de Torroella de Montgrí y quiere acercarse a espectadores poco familiarizados con el arte, y por ello les hace algunas concesiones. La más destacable puede verse en una de las últimas salas del edificio, una especie de canto a la catalanidad para el que conviven cuadros que homenajean a la sardana, la senyera y el municipio de Torroella. "En buena medida soy un hombre de mercadotecnia", reconoce Vila Casas. El museo de Torroella abrirá todas las tardes de verano, excepto los martes, de 17.00 a 20.00. A partir del 15 de septiembre podrá visitarse sólo los sábados y domingos y en Semana Santa.

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Pere Duran

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