Tribuna:FÚTBOL Proceso electoral en el F.C.Barcelona

Núñez lleva la campaña de Gaspart

De los sondeos y otras prospecciones preelectorales se desprende que Gaspart es hoy el aspirante mejor situado para convertirse el próximo día 23 en el sucesor de Núñez. Aunque puede que sea sólo por inercia, hay cierta tendencia en determinados sectores del barcelonismo en aceptar como natural una situación que parecía inimaginable, como es que Gaspart pase de no ver los partidos a presidirlos.La actualidad expresa dos situaciones contrapuestas. Gaspart quiere ganar y a Lluís Bassat le convencieron de que iba a ganar, así que no es extraño que de momento el que compite aventaje a quien se ha ...

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De los sondeos y otras prospecciones preelectorales se desprende que Gaspart es hoy el aspirante mejor situado para convertirse el próximo día 23 en el sucesor de Núñez. Aunque puede que sea sólo por inercia, hay cierta tendencia en determinados sectores del barcelonismo en aceptar como natural una situación que parecía inimaginable, como es que Gaspart pase de no ver los partidos a presidirlos.La actualidad expresa dos situaciones contrapuestas. Gaspart quiere ganar y a Lluís Bassat le convencieron de que iba a ganar, así que no es extraño que de momento el que compite aventaje a quien se ha dejado llevar, por no hablar de los otros dos contendientes, Castells (que puede serdecisivo) y Llauradó, observados a menudo como elementos perturbadores del proceso electoral y, por extensión, más rivales de Bassat que de Gaspart, a quien la coyuntura favorece más que su currículo.

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La bondad de Gaspart ha aumentado en la misma proporción que la maldad de Núñez. El presidente le está haciendo la campaña al ex vicepresidente de manera que Bassat se ve enfrentado a Núñez y no a Gaspart, que aparece como un candidato exquisito, en el fondo y en la forma, como si no tuviera nada que ver con todo lo pasado. Despechado como se siente, a Núñez le alimenta un sentimiento de venganza: ya que no puede mandar, decidirá quién conviene, o al menos quién no debe presidir, y así más que valedor de Gaspart quiere ser verdugo de Bassat.

Neutralizado Bassat, obligado a responder a la guerra sucia de Núñez, Gaspart se puede dedicar a los asuntos bonitos hasta aparecer como un candidato incapaz de romper un plato. La purificación del ex vicepresidente ha llegado al extremo de que determinadas actuaciones, como el apoyo de los Boixos Nois, no parezcan un lastre sino una cosa ya sabida, y, como tal, asumible. Gaspart no necesita de momento de las malas artes, sino que cada vez que habla Núñez hace como si no oyera, pues ha procurado rodearse justamente de cuantas personas se han distanciado del presidente en los últimos tres años y cuya salida del club se interpreta como una de las causas del fin de Núñez.

Junto a Gaspart aparecen hoy Parera, ex gerente azulgrana, que garantiza lo que se debe hacer para no perder; Gené, que asegura una campaña profesional y, en cierto modo, la no beligerancia de Jordi Pujol por ser su asesor personal; y Rexach, que siempre va con los que ganan. Gaspart ha procurado igualmente hablar bien de quienes han sido relegados (Maxenchs) en beneficio de personas que han replicado más que articulado (Domènec García), acata las decisiones de los que manteniendo el orden pueden hacerle ganar (Antràs y el aparato del club) y está (lo ha estado siempre) a disposición de la prensa (da igual que sea de Barcelona que de Madrid), cosa que se suele agradecer.

Mientras el viento sople a su favor, Gaspart mantendrá su condición de gentleman. A Bassat, pues, le toca cambiar el rumbo de las cosas si aspira a derrotar al ex vicepresidente. Al publicista le vendieron que era el hombre que necesitaba el Barça, que si se presentaba igual no había ni elecciones porque representaba el consenso y que, en el caso más extremo, su victoria se daba por descontada. Pero Bassat, un hombre de discurso sereno y agradecido ante tanta crispación, se ha encontrado en un escenario no previsto. Por una parte, se le acusa de ser un extraño, de vivir ajeno a cuanto ha sucedido últimamente en el Camp Nou, y por otra, se le reprocha estar rodeado de gente que sabe demasiado de cuanto ha pasado, así que no sólo debe responder por él, sino por los demás (Elefant Blau, Jaume Roures, Tatxo Benet, Johan Cruyff), como si lo único que le preocupara fuera reeditar el dream team sin Núñez, de la misma manera que Núñez procuró hacerlo sin Cruyff. Bassat debería empezar a pensar más en Gaspart que en Núñez. El gran drama de la oposición es que tras mostrar su impotencia frente a Núñez, ahora corre el riesgo de ser incapaz de derrotar a Gaspart, que de momento va ganando sin bajar del autocar.

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