Reportaje:ROMERÍA DEL ROCÍO

Un camino pequeño y humilde

La Salve rociera en las voces de los peregrinos acompañó a la hermandad de Carrión de los Céspedes en su camino al Rocío durante toda la jornada de ayer. Los tamborileros repitieron la melodía a la salida del simpecado -representación de la Virgen del Rocío que va durante el camino en una carreta- de la iglesia parroquial de San Martín, a las 9.00; durante el ángelus rezado a mediodía; y en la presentación del cortejo ante la hermandad de Hinojos, a las 14.35. La musiquilla sonaba incluso en el teléfono movil de alguno de los romeros que, a la última, tenía la sintonía marismeña grabada como t...

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La Salve rociera en las voces de los peregrinos acompañó a la hermandad de Carrión de los Céspedes en su camino al Rocío durante toda la jornada de ayer. Los tamborileros repitieron la melodía a la salida del simpecado -representación de la Virgen del Rocío que va durante el camino en una carreta- de la iglesia parroquial de San Martín, a las 9.00; durante el ángelus rezado a mediodía; y en la presentación del cortejo ante la hermandad de Hinojos, a las 14.35. La musiquilla sonaba incluso en el teléfono movil de alguno de los romeros que, a la última, tenía la sintonía marismeña grabada como timbre de llamada del aparato.En su origen, la hermandad salía de Carrión el mismo sábado por la mañana y, de un tirón, hacía el camino a la aldea en un solo día, con tiempo suficiente como para presentarse ante la ermita de la Virgen antes de que se echara el día. Mucho han cambiado las cosas desde entonces. Así funcionaban en 1925, cuando un grupo de carrioneros fue al Rocío a ver la coronación de la Blanca Paloma y pensó en organizar una hermandad en el pueblo.

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Carrión siempre ha ido al Rocío. Es la décimosegunda hermandad en orden de antigüedad, desde que fue presentada ante la matriz de Almonte por Triana, en 1926. Y siempre lo ha hecho como lo que es, un pueblo pequeño y humilde. En los años 30 iban con el simpecado apenas 10 carretas y unos 12 caballos. En total, no más de 100 peregrinos. La hermandad, que en los últimos años ha crecido mucho con gente venida de Sevilla, pasa de los 1.000 hermanos (en un pueblo con poco más de 2.200 habitantes), y aún cuenta con unos pocos romeros (peregrinos) más sin apuntar. La caravana la formaban ayer 46 vehículos y 18 caballos.

La antigua carreta de madera que, durante 58 años, llevó el simpecado de Carrión al Rocío ha sido restaurada este año con motivo del aniversario. La que ahora porta el principal estandarte de la hermandad cada año es de plata. Fue adquirida en 1982 gracias al esfuerzo recaudatorio de cinco hermanas que, ante el escepticismo de los hombres que llevaban la junta de gobierno, vendieron jabón de aceite reciclado, repostería casera y papeletas para recaudar fondos.

Cuando un año después la carreta nueva se estrenó en los caminos fueron homenajeadas por la hermandad, que las nombró hermanas mayores aquel año en reconocimiento a su esfuerzo. El orfebre al que se le encargó el trabajo les regaló una medalla de plata a cada una para reconocer su escrupuloso cumplimiento de los pagos, recuerda ahora con la joya colgando del pecho Manola Rivera, una de las protagonistas de aquella historia.

En aquellos ochenta podía ocurrir que el simpecado volviese casi solo de vuelta del Rocío, el martes a las 6.00. Así lo asegura María Victoria Pérez, que uno de esos años acompañó a la carreta con la única compañía del carretero "y los pajarillos del campo".

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En la actualidad, la hermandad va mucho más acompañada en su recorrido. "Parece mentira que este año haya 46 remolques. Cuando yo venía de chaval en los sesenta con mi padre íbamos con el simpecado cuatro carretas", dice Juan Rivera, un treintañero que lleva toda la vida haciendo el camino con su pueblo.

Un pueblo que este año, para celebrar el aniversario, ha sufragado los gastos de la romería con una colecta casa por casa. "Así todo Carrión es este año el hermano mayor, que es quien cada año se encarga de llevar y traer al Rocío la hermandad", dice Julio Pérez, el alcalde carretas, encargado de organizar la caravana.

Más de medio Carrión sale con la hermandad hasta Lerena, la finca en que está la primera parada. A partir de ese primer alto, el camino empieza a adquirir ese carácter de fiesta grande que el Rocío es para todos los pueblos de la zona. Cada remolque se convirtió en una juerga rodante y la comida y la bebida adquirieron un protagonismo que creció hasta la parada para almorzar que cada año se hace tras pasar Hinojos, en los pinares cercanos.

A las 19.00, la hermandad levantó el campo para dirigirse a La Calera, la finca donde se hace noche. Los romeros dicen que esos momentos de convivencia son los que mejor sabor de boca les dejarán cuando recuerden durante el año la romería vivida.

Al llegar al Rocío, esta tarde, cada cual tirará por su lado, para pasar el fin de semana. Volverán a encontrarse el martes, a las 6.00, o algo más tarde, ya en el camino. Otra oportunidad para practicar esa convivencia que todos destacan. Y es que, como dice Juan, "el Rocío es algo más que vino y whisky".

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