NEGRITAS

Insectos

La repentina subida de las temperaturas ha avivado a los millones de insectos primaverales que aguardaban, melancólicos y turbios, en sus secretas posesiones de Granada. La ciudad, de pronto, se ha llenado de diminutos seres alados de extraña arquitectura que ya patinan en la sopa, se zambullen en el vino o incomodan con el zumbido a las parejas de enamorados.A las tenaces tareas cotidianas los ciudadanos han tenido que añadir la no menos perseverante labor de espantar o despanzurrar insectos. Entre los héroes de esta guerra desigual sobresale el sargento de los Bomberos Juan de Dios Pérez que...

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La repentina subida de las temperaturas ha avivado a los millones de insectos primaverales que aguardaban, melancólicos y turbios, en sus secretas posesiones de Granada. La ciudad, de pronto, se ha llenado de diminutos seres alados de extraña arquitectura que ya patinan en la sopa, se zambullen en el vino o incomodan con el zumbido a las parejas de enamorados.A las tenaces tareas cotidianas los ciudadanos han tenido que añadir la no menos perseverante labor de espantar o despanzurrar insectos. Entre los héroes de esta guerra desigual sobresale el sargento de los Bomberos Juan de Dios Pérez que, en pocos días, junto a sus hombres, y bajo la supervisión del concejal de Protección Civil, José Antonio Orta, ha combatido a miles de diminutos intrusos que habían tomado impunemente decenas de viviendas de barrios obreros.

La mayor hazaña de estos estrategas ha consistido en descubrir, tras el falso tabique de una casa particular, un panal de cinco metros cuadrados donde residían las abejas que atemorizaban a cientos de esforzados vecinos del barrio de Cartuja. Estas operaciones tienen un riesgo: que las llamadas de auxilio de ancianas, huérfanos y desvalidos exigiendo la intervención de las fuerzas antimoscas saturen las centralitas de los Bomberos y que, en ciertos momentos, tengan que elegir entre apagar un incendio o retirar un panal de abejas.

El calor no sólo ha ocasionado una alarmante eclosión de insectos fraticidas sino que ha modificado los comportamientos y ha convertido a los serenos en audaces, a los tímidos en revoltosos y a los fríos en temperamentales. Asunción Jódar, otro concejal socialista de Granada, ha propuesto como un paso necesario para lograr la meritoria conjunción de los derechos de hombres y mujeres, que los varones aprendan la danza del vientre.

Según esta tesis, cuando los hombres sepamos contraer la barriga con movimientos suaves y mover las caderas con la sensualidad de una odalisca la igualdad entre los sexos habrá dado un paso decisivo. Es de suponer que los servicios sociales del Ayuntamiento subvencionarán este tipo de cursos de reciclaje de género, y que además de las clases prácticas los alumnos recibirán un velo para el rostro que, por si fueran pocas las ventajas, servirá también para defenderse de las moscas.

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