Tribuna:AUTOMOVILISMO Gran Premio de España de Fórmula 1

El rápido regreso de Williams a la élite

Como en el fútbol. Como en casi todo en esta vida. El primer puesto está al alcance de muy pocos. Sólo tres equipos superan el centenar de victorias en la Fórmula 1: Ferrari (124), McLaren (121) y Williams (103), y con la única excepción de los dos campeonatos conseguidos por Bennetton -de la mano de Michael Schumacher- en 1994 y 1995, hay que remontarse a la década de los setenta para encontrar una alternativa a los tres grandes antes mencionados.Pero a finales de 1997, y tras haber conseguido el campeonato con el joven Jacques Villeneuve, Renault anunció que abandonaba la Fórmula 1 y dejó al...

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Sólo tres equipos han ganado más de 100 grandes premios: Ferrari, McLaren y Williams

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Como en el fútbol. Como en casi todo en esta vida. El primer puesto está al alcance de muy pocos. Sólo tres equipos superan el centenar de victorias en la Fórmula 1: Ferrari (124), McLaren (121) y Williams (103), y con la única excepción de los dos campeonatos conseguidos por Bennetton -de la mano de Michael Schumacher- en 1994 y 1995, hay que remontarse a la década de los setenta para encontrar una alternativa a los tres grandes antes mencionados.Pero a finales de 1997, y tras haber conseguido el campeonato con el joven Jacques Villeneuve, Renault anunció que abandonaba la Fórmula 1 y dejó al equipo que dirije Frank Williams sumido en una fase melancólica, sometido a una cura de vulgaridad. El sopor ha sido breve. La mítica BMW, que ya había colaborado con Williams en el pasado, espoleada por las victorias de Mercedes Benz, ha conseguido, en un sorprendentemente breve espacio de tiempo crear un motor que, todo parece indicar, va a dominar los próximos años.

La demostración, ayer, del pequeño de los Schumacher, Ralf, aguantando al McLaren de Coulthard y al Ferrari de Barrichello durante toda la carrera, y peleándose con su hermano para acabar en la cuarta posición, junto con la extraordinaria carrera del jovencísimo Button, sexto hasta que tuvo que abandonar a cuatro vueltas del final, anuncia que Williams vuelve a estar en forma y que antes de que acabe esta temporada habrá ocupado lo más alto del podio. Una precepción que se ve confirmada por la visible presencia de la marca bávara en el paddock, así como la de su principal patrocinador, el fabricante de ordenadores Compaq.

¿Y por detrás? Cada año, los aficionados miramos esperanzados hacia una escudería que despunta, que incluso llega a ganar una carrera. Y siempre salimos decepcionados. Jordan, por ejemplo, sigue sin despegar. Ni sube ni baja; se limita a encabezar el grueso del pelotón. Peor es el caso de Jaguar, la antigua escudería Stewart, comprada por la multinacional Ford para servir de buque insignia. La victoria que obtuvo la temporada pasada y las buenas maneras mostradas en los últimos grandes premios de 1999 han dado paso a la más absoluta mediocridad. Los bólidos verdes, con el subcampeón del mundo Eddy Irvine a su volante, figuran casi en la cola del pelotón.

Sólo el BAR con motor Honda de Jacques Villeneuve tuvo ayer un papel destacado durante las primeras vueltas. Ni Bennetton, ni Sauber, ni mucho menos los Prost-Peugeot, que amenazan con liberar a Minardi de su categoría de cenicienta, hicieron ayer nada notable.

Algo parecido le pasa a Arrows, aunque más bien podría tratarse de un problema de desorganización. La distancia entre los tiempos obtenidos en los ensayos y los resultados de las carreras ponen en duda que Tim Walkinshaw haya conseguido crear una estructura fiable, pese a disponer del capital necesario. Tanto De la Rosa como el holandés Jos Verstappen cuentan con la suficiente calidad y experiencia como para hacer avanzar el equipo. El incidente de la gasolina trucada dice muy poco en favor del equipo.

En cuanto a los pilotos, además de los consagrados, éste será el año del despegue del pequeño de los Schumacher, que algunos sitúan incluso por encima de Michael. Aunque quien realmente está sorprendiendo a todos es el jovencísimo piloto británico Jenson Button, una apuesta personal de Frank Williams.

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