Cartas al director

Muerte en prisión

Estremece la crónica de la muerte en prisión del marroquí condenado por violación y que, según va quedando patente tras una larguísima e incomprensible revisión del proceso, era inocente. Pero estremece aún más que la muerte en prisión de un hombre con todos los pronunciamientos a favor de su inocencia no haya despertado la indignación de tantas ONG que dicen preocuparse por los inmigrantes, de tantas asociaciones a favor de los derechos de esto y de lo otro (menos mal que Arcadi Espada tuvo un recuerdo para el caso de este hombre al día siguiente).Por supuesto, no esperaba que las asociacione...

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Estremece la crónica de la muerte en prisión del marroquí condenado por violación y que, según va quedando patente tras una larguísima e incomprensible revisión del proceso, era inocente. Pero estremece aún más que la muerte en prisión de un hombre con todos los pronunciamientos a favor de su inocencia no haya despertado la indignación de tantas ONG que dicen preocuparse por los inmigrantes, de tantas asociaciones a favor de los derechos de esto y de lo otro (menos mal que Arcadi Espada tuvo un recuerdo para el caso de este hombre al día siguiente).Por supuesto, no esperaba que las asociaciones de mujeres dijeran ni mu en este asunto. Ese hombre fue condenado, básicamente, por el testimonio de sus víctimas, algunas de las cuales, como cuenta el reportaje de EL PAÍS, ni siquiera quisieron facilitarle la medida de gracia una vez que se comprobó que los violadores no eran él ni su compañero.

No voy a negar el problema de las agresiones sexuales a mujeres ni a discutir las medidas -adecuadas- que se establezcan para erradicarlo. Pero va siendo hora de que, entre el humo de lo políticamente correcto, se abra paso la idea de que este tipo de delitos no tienen por qué ser considerados aparte del resto.- Ramón Lamas. Salou.

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