EL NUEVO GOBIERNOCRISTÓBAL MONTOROHACIENDA

El superávit presupuestario

El nuevo ministro de Hacienda y Presupuestos, Cristóbal Montoro (Jaén, 28 de julio de 1950; doctor en Ciencias Económicas), es el único entre los anteriores secretarios de Estado de Economía que ha accedido a una cartera en el nuevo Gobierno. Y no a una cartera cualquiera. Bajo su responsabilidad estarán a partir de ahora tanto los ingresos como los gastos; es decir, tendrá la llave para el desarrollo de todas las políticas públicas.Su principal tarea a partir de ahora será conseguir el superávit presupuestario en 2001 y llevar a cabo la segunda reforma fiscal, dos de los principales anuncios ...

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El nuevo ministro de Hacienda y Presupuestos, Cristóbal Montoro (Jaén, 28 de julio de 1950; doctor en Ciencias Económicas), es el único entre los anteriores secretarios de Estado de Economía que ha accedido a una cartera en el nuevo Gobierno. Y no a una cartera cualquiera. Bajo su responsabilidad estarán a partir de ahora tanto los ingresos como los gastos; es decir, tendrá la llave para el desarrollo de todas las políticas públicas.Su principal tarea a partir de ahora será conseguir el superávit presupuestario en 2001 y llevar a cabo la segunda reforma fiscal, dos de los principales anuncios que el presidente Aznar hizo en el debate de investidura. Seguirá bajo la batuta de Rodrigo Rato, a cuyo equipo se incorporó en 1996 como secretario de Estado de Economía en el primer Gobierno del PP.

Su gestión en esta última etapa está marcada por el acontecimiento de la incorporación de España al euro, en 1999, tras haber cumplido los requisitos de la convergencia. Ha sido autor de los sucesivos planes de liberalización económica, de resultados todavía poco visibles. Como responsable de la competencia, ha tomado decisiones llamativas -como el expediente a las compañías aéreas, a las gasolineras o, el más reciente, al acuerdo entre Telefónica y el BBVA- de eficacia aún no probada.

Montoro proviene del mundo de la docencia, un sello que le ha marcado en su posterior carrera como ideólogo de la CEOE en el Instituto de Estudios Económicos, como diputado por el PP y en el Ministerio de Economía. Su capacidad para explicar de forma pedagógica y minuciosa las materias más arduas le ha restado brillantez política, pero le ha dado cierto prestigio como economista riguroso. Esto le ha jugado alguna mala pasada como cuando, hace año y medio, consiguió hundir la cotización de los grandes bancos españoles al alertar, en plena crisis asiática, de los excesivos riesgos que corrían por sus inversiones en Latinoamérica.

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