Tribuna:NEGRITAS

Autoridades

Mucho se ha hablado y escrito del auge que la Semana Santa de Málaga ha conocido en los últimos años. El esfuerzo por poner en valor una manifestación popular tan arraigada es desde luego meritorio, pero la apasionada afición cofradiera que invade la ciudad está difuminando ciertas fronteras que se presumían definitiva y felizmente bien delimitadas. El poder civil parece rendido al atractivo escaparate que son los desfiles procesionales y a la conveniencia de tener de aliado a un instrumento con interesante poder de vertebración como las cofradías. Todas las autoridades, civiles y militares, p...

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Mucho se ha hablado y escrito del auge que la Semana Santa de Málaga ha conocido en los últimos años. El esfuerzo por poner en valor una manifestación popular tan arraigada es desde luego meritorio, pero la apasionada afición cofradiera que invade la ciudad está difuminando ciertas fronteras que se presumían definitiva y felizmente bien delimitadas. El poder civil parece rendido al atractivo escaparate que son los desfiles procesionales y a la conveniencia de tener de aliado a un instrumento con interesante poder de vertebración como las cofradías. Todas las autoridades, civiles y militares, pugnan por compartir protagonismo con las imágenes de las escenas de la pasión representadas en los tronos. Siempre hubo en la Semana Santa de Málaga una importante presencia oficialista. Pero nunca como este año se había visto a una alcaldesa, Celia Villalobos, tan omnipresente. Desde la misa del alba del Cautivo en la madrugada del Lunes Santo hasta el solemne desfile del Sepulcro en las últimas horas del viernes, la todavía alcaldesa no se ha perdido ni una sola salida, ni un traslado. Ha dado el primer toque en un buen número de tronos y ha dedicado las mañanas a visitar las casas de hermandad. El martes se trajo de Madrid al ministro portavoz, Josep Piqué, a quien no sólo le organizó un recorrido por cofradías cuyos nombres han permitido todo tipo de chistes alusivos a su presumible imputación en el caso Ercros, sino que pretendió organizarle también con la prensa local los temas sobre los que convenía o no hablar.

Pocos años ha habido tantos concejales desfilando en el Sepulcro como éste. No sólo estaban casi todos los del PP, también se sumó el portavoz del PSOE, Francisco Oliva. Había más autoridades que nazarenos, desde el subdelegado del Gobierno, Carlos Rubio, o el obispo de la diócesis, Antonio Dorado Soto, que lo hizo por primera vez.

Esta presencia del poder civil no es privilegio de la cofradía considerada oficial. Los directores generales de la Policía, Juan Cotino, de la Guardia Civil, Santiago Valdivieso, y de Correos y Telégrafos, Juan Ramón Esteruelas, desfilaron en El Rico, La Expiración y La Piedad. Por supuesto que tampoco faltó a la cita con La Paloma el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, que lo hace desde que es concejal. Puede que el año que viene haya más ministros que nunca en la Semana Santa de Málaga.

DIEGO NARVÁEZ

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