Entrevista:EDUARDO CLAVÉ MEDICO INTERNISTA

"Al enfermo le asusta más la agonía que la muerte"

Eduardo Clavé (Ordizia, 1954) acaba de publicar un libro sobre el dolor, la enfermedad y la muerte, en el que recoge 21 casos de personas tratadas en el Hospital de Amara de San Sebastián. Ante el dolor son retazos de la vida de este especialista en Medicina Interna en su contacto con los pacientes y sus familias. Clavé afirma que los enfermos temen más a la agonía que a la propia muerte y dice que, a pesar del sufrimiento que ha visto a lo largo de su vida, no tiene resuelto el tema de la eutanasia; cree que siempre se puede hacer algo más para salvar una vida.Pregunta. ¿Por qué escribir un l...

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Eduardo Clavé (Ordizia, 1954) acaba de publicar un libro sobre el dolor, la enfermedad y la muerte, en el que recoge 21 casos de personas tratadas en el Hospital de Amara de San Sebastián. Ante el dolor son retazos de la vida de este especialista en Medicina Interna en su contacto con los pacientes y sus familias. Clavé afirma que los enfermos temen más a la agonía que a la propia muerte y dice que, a pesar del sufrimiento que ha visto a lo largo de su vida, no tiene resuelto el tema de la eutanasia; cree que siempre se puede hacer algo más para salvar una vida.Pregunta. ¿Por qué escribir un libro sobre el sufrimiento?

Respuesta. Quería reflejar todo lo que he ido aprendiendo desde el contacto con los enfermos y sus familias para enfrentarse a la enfermedad. He recogido 21 casos, que muestran situaciones por las que, en un momento determinado de nuestra vida, todos podemos pasar.

P. ¿A qué siente más temor el ser humano, al dolor o a la muerte?

R. A la muerte, en general, no. No es el hecho en sí de morir lo que les asusta, lo que temen son los procesos largos de sufrimiento prolongado. Siempre hay personas que temen lo que va a ocurrir después de que fallezcan. El hecho de morir no asusta, sí la agonía. Por las características de la medicina actual, el fin puede ser largo y llevar a un absoluto deterioro de las funciones del individuo. Es quizás lo que peor asumen los enfermos.

P. ¿El dolor afecta a los profesionales sanitarios?

R. Depende mucho de las situaciones. Ocurre en ocasiones que llegas a identificarte con la persona que se está muriendo, y el sufrimiento es mayor. En algunos casos padeces más que en otros. No fue lo mismo para mí vivir la muerte de Leire, que tenía 17 años, que me hacía recordar a mi hija y la emoción era más intensa, que la de personas ancianas que por su edad sabes que su final está más próximo. Es importante para un médico llegar a comprender que el proceso de la muerte es una realidad que a todos nos va a tocar, el poder valorar y ver ese proceso con la familia es imprescindible.

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P. ¿Ha mantenido contactos con las familias de los enfermos de los que habla en su libro?

R. Se crean relaciones suficientemente importantes como para seguir el duelo de las personas.

P. ¿Es partidario de la eutanasia?

R. Es un tema complejo. La idea de acabar con la vida de otra persona sin estar seguro de si he hecho todo lo posible para que esté bien en el mundo se me hace difícil. De entrada, lo que hacemos con cualquier persona que nos la solicita es ver si verdaderamente podemos hacer algo para solucionar su situación y si los últimos meses o semanas de vida pueden asimilarlos con la familia y equipo sanitario. Existen situaciones en las que la gravedad y la situación del enfermo te hace plantearte seriamente si no debieras ayudarle a morir. Es un tema que todavía no lo tengo resuelto. No tanto por problemas ideológicos, sino porque siempre me da la sensación de que se puede hacer algo más.

P. ¿En su centro se producen muchas peticiones?

R. Formales y bien regladas no son muchas. Los especialistas en bioética nos indican que se deben presentar de una determinada manera, pero no son demasiados los que cumplen los requisitos y nos piden de forma reiterada e insistente que les ayudemos a morir.

P. ¿Existen métodos intermedios entre la agonía y la eutanasia?

R. Una figura entre la eutanasia activa y mantener vivo a toda costa al enfermo puede ser la abstención terapéutica.

P. ¿Es difícil negarse?

R. Cuando ocurren estas situaciones le das muchas vueltas e intentas encontrar caminos intermedios. Cuando eso no es imposible, tratas de trasladar el caso a otro compañero que tenga más claras las cosas.

P. ¿Cómo se puede morir con dignidad, sin que se alargue la vida artificialmente?

R. Hay situaciones en las que la medicina puede alargar de una forma terrible la vida, en unas condiciones en la que muchos humanos no quisiéramos vivir. El problema es saber parar los tratamientos a tiempo, y eso viene condicionado por dos situaciones: la voluntad del enfermo y la situación biológica en la que se encuentra éste.

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