Un niño muere en un incendio y dos explosiones de gas causan 4 heridos

El piso de Catarroja en el que estaban a solas mientras su padre apuraba la jornada en la cafetería que regenta a escasas manzanas de allí se convirtió en la madrugada de ayer en una trampa mortal para dos niños. Francisco Jacobo, de siete años, pereció intoxicado por el humo. Su hermano Aitor, de 13, seguía ayer en el hospital La Fe en estado grave, con quemaduras de tercer grado en el 28% del cuerpo. Los pequeños no lograron abrir la puerta, cerrada con llave, para huir.A la una de la madrugada, el dependiente de un videoclub vio salir una humareda por la ventana de la primera planta de la f...

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El piso de Catarroja en el que estaban a solas mientras su padre apuraba la jornada en la cafetería que regenta a escasas manzanas de allí se convirtió en la madrugada de ayer en una trampa mortal para dos niños. Francisco Jacobo, de siete años, pereció intoxicado por el humo. Su hermano Aitor, de 13, seguía ayer en el hospital La Fe en estado grave, con quemaduras de tercer grado en el 28% del cuerpo. Los pequeños no lograron abrir la puerta, cerrada con llave, para huir.A la una de la madrugada, el dependiente de un videoclub vio salir una humareda por la ventana de la primera planta de la finca, situada en el número 20 de la calle de Ramón y Cajal, la antigua travesía de la N-340, y dio la voz de alarma.

La vecina del segundo, Kati, recuerda que "por suerte" aún no se había acostado y pudo bajar a toda prisa junto a su anciana madre y su hijo.

Cuando los bomberos forzaron la puerta hallaron a Aitor agazapado junto a la entrada, con el tronco y la cabeza quemados. "Estaba tan mareado por el humo y a oscuras, porque el cortocircuito [la posible causa del siniestro, según los investigadores] fundió los fusibles, que no logró alcanzar las llaves, que estaban en su bolsa de la escuela", explicó el alcalde, Francisco Chirivella.

Al ver que sólo evacuaban a un niño, un vecino gritó: "Falta el otro". La humareda había impedido que los bomberos encontraran al niño de siete años. Al final lo hallaron "acurrucado al final del pasillo". El SAMU intentó reanimarlo, pero su pequeño cuerpo había inhalado demasiado humo. Es la segunda tragedia que sacude a esta familia en cuatro meses. La madre de los pequeños falleció las pasadas navidades.

No fue el único drama de la jornada. A las 17.05 dos explosiones sobresaltaron en sólo dos minutos al barrio de Russafa, en Valencia. Las deflagraciones las causaron dos albañiles que reventaron por error una tubería de gas ciudad mientras reformaban un bajo entre las calles de Centelles y Sueca.

Los dos trabajadores están en estado grave en La Fe: Fernando A. S., de 55 años, tiene quemaduras de segundo grado en el 41% del cuerpo, y su yerno, David V. G., de 29 años, en el 21%. La acumulación de gas provocó otro explosión que causó quemaduras leves en la cabeza y el cuello a dos bomberos que trabajaban en la extinción, el sargento José Enrique G. M., de 58 años, y el bombero Manuel A. R., de 35.

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