Editorial:

Trampas a la ley

El Partido Popular hizo valer ayer su mayoría absoluta en la Mesa del Congreso para aplicar la parte ancha del embudo a sus socios de Coalición Canaria (CC), y la estrecha, al Bloque Nacionalista Galego (BNG). Ambas formaciones trataban de forzar el reglamento de la Cámara para que se repitiese un apaño ya practicado en anteriores legislaturas para poder contar con grupo parlamentario propio, pese a no cumplir las condiciones establecidas. El artificio propuesto por CC fue aceptado y rechazado el que planteaba el BNG, pese a la similitud de ambos.Coalición Canaria ya consiguió en las dos últim...

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El Partido Popular hizo valer ayer su mayoría absoluta en la Mesa del Congreso para aplicar la parte ancha del embudo a sus socios de Coalición Canaria (CC), y la estrecha, al Bloque Nacionalista Galego (BNG). Ambas formaciones trataban de forzar el reglamento de la Cámara para que se repitiese un apaño ya practicado en anteriores legislaturas para poder contar con grupo parlamentario propio, pese a no cumplir las condiciones establecidas. El artificio propuesto por CC fue aceptado y rechazado el que planteaba el BNG, pese a la similitud de ambos.Coalición Canaria ya consiguió en las dos últimas legislaturas que el PP le prestase el diputado que le faltaba para cumplir una de las condiciones necesarias para formar grupo propio. Con la precaución, sin embargo, de que ese diputado volante procediera primero del PAR, con el que entonces estaba asociado, y luego de UPN, bajo cuyas siglas se presenta el PP en Navarra. Esa astucia buscaba esquivar la prohibición expresamente establecida por el reglamento de que diputados que pertenezcan a un mismo partido puedan formar parte de dos grupos diferentes. Ahora se afina más, asignando a CC no uno, sino los tres de UPN, para atenerse más estrictamente a la letra de la norma.

Aunque ya hubo dictámenes de letrados que llamaron la atención sobre el fraude de ley que implicaban esas artimañas, nadie protestó seriamente por la interpretación laxa que finalmente prosperó en la Mesa del Congreso. Seguramente porque nadie quería aparecer como responsable de que los nacionalistas canarios se quedasen sin grupo.

Ese antecedente ha sido esgrimido ahora por el BNG -al que faltan no uno, sino dos diputados- para reclamar grupo propio con el refuerzo de sendos parlamentarios prestados por CiU y el PNV. Todo ello en el marco de un impresentable tráfico de favores políticos: el voto favorable a la investidura de Aznar, en el caso de CC; el préstamo de un senador del Bloque para que el PNV pueda completar grupo en la Cámara alta, etcétera.

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La política es negociación, lo que implica flexibilidad, pero también respeto a las reglas del juego. Si la experiencia lo aconseja, habría que modificar el reglamento, no saltárselo. Especialmente cuando se trata de un salto selectivo: es de una hipocresía manifiesta considerar de naturaleza diferente la trampa utilizada en cada caso para negar a unos lo que se permite a otros. Y hacerlo a golpe de mayoría constituye un pésimo síntoma.

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