LA NUEVA SITUACIÓN EN EUSKADI

ETA concentra la 'kale borroka' en el PSE para atajar su acercamiento al PNV

Los estrategas de la violencia callejera amplían la presión a familiares y vecinos de las víctimas

ETA tomó el pasado otoño la decisión de activar la violencia callejera contra los socialistas para impedir cualquier entendimiento entre éstos y el PNV tras la ruptura de la tregua. De esta manera privaban también al partido de Xabier Arzalluz de alternativas al Pacto de Lizarra y mantenían la dependencia parlamentaria del Gobierno vasco de los votos de Euskal Herritarrok. Sólo este interés explica, según los analistas consultados, que la kale borroka se haya dirigido tras las pasadas elecciones más contra cargos electos e intereses del Partido Socialista de Euskadi (PSE) que contra el PP.
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ETA tomó el pasado otoño la decisión de activar la violencia callejera contra los socialistas para impedir cualquier entendimiento entre éstos y el PNV tras la ruptura de la tregua. De esta manera privaban también al partido de Xabier Arzalluz de alternativas al Pacto de Lizarra y mantenían la dependencia parlamentaria del Gobierno vasco de los votos de Euskal Herritarrok. Sólo este interés explica, según los analistas consultados, que la kale borroka se haya dirigido tras las pasadas elecciones más contra cargos electos e intereses del Partido Socialista de Euskadi (PSE) que contra el PP.

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Esto, y no el presionar al PSE-PSOE para que revise sus posiciones en Euskadi y se distancie del PP, parece constituir el objetivo de la organización terrorista, que encontraría en la solidez del frente constitucionalista un elemento de legitimación para su existencia. La insistencia en los ataques a los socialistas tras su fracaso en las elecciones del 12-M apuntala este convencimiento, tanto en medios nacionalistas como del PSE."ETA no quiere romper el frente españolista, sino apuntalarlo. Le interesa que el PSOE siga a la orilla del PP. La banda sabe que nunca fue tan débil como cuando la línea de separación se estableció entre demócratas y violentos, y trata de impedir que se vuelva a esa dinámica. Lo peor que le puede pasar es que el PNV y Eusko Alkartasuna (EA) rompan con Lizarra, pero para eso precisan el apoyo en los socialistas para seguir gobernando. ¿Cómo impedirlo?: machacando al PSE", es la reflexión del sociólogo, Javier Elzo.

El efecto buscado tardó poco en producirse: las acusaciones al consejero vasco del Interior, Javier Balza, las requisitorias al propio lehendakari, Juan José Ibarretxe, y los enfrentamientos parlamentarios por los compromisos políticos del PNV y EA con los radicales o la ineficacia de la Ertzaintza se han multiplicado desde el final de la tregua.

Lo que en un principio se interpretó como una estrategia de presión al PSOE ante la expectativa de que pudiera ganar las elecciones, fue perfilándose como la introducción de un cortocircuito en el acercamiento entre PNV y PSOE, iniciado con una entrevista entre Almunia y Arzalluz a finales de noviembre pasado, tras casi dos años de incomunicación. Tras ella, Almunia criticó por primera vez al Gobierno por su actitud en el proceso de paz y pidió una política penitenciaria consensuada. Arzalluz auguró "novedades" en sus relaciones con los socialistas y dijo, respecto a una eventual colaboración, que no ponía "vallas al campo". Tres días más tarde se producía la ruptura de la tregua, en suspenso desde una tormentosa reunión de ETA con el PNV y EA en julio de 1999, en la que éstos se negaron a ceder a las propuestas "estrambóticas" que los terroristas plantearon para celebrar elecciones en Euskal Herria (Euskadi, Navarra y el País Vasco francés).

"ETA sabe que con el PP no tenemos nada que hacer y que la alternativa vendría de cierta unidad de acción con el PSE, aun preservando diferencias. Políticamente, la kale borroka daña la posible aproximación", afirman medios nacionalistas.

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Esta visión se comparte en las filas del PSE. Sin saber precisar la fecha, Víctor García, diputado autonómico, afirma: "Nos hemos convertido en objetivo de la kale borroka. ETA ha podido entender que la postura inamovible la mantiene el PP y que nosotros, sin el terrorismo en nuestras carnes, seríamos susceptibles de entrar en zona tibia". García señala que con asesinatos como el de Buesa y su escolta o con el acoso a sus cargos, "ETA pincha en hueso".

Los estrategas de la kale borroka prueban ahora un nuevo flanco: familiares y vecinos. En palabras de Elzo, "Fernando Buesa se sabía amenazado, pero eso no le hizo modificar sus posiciones políticas. Los violentos se han dado cuenta de que las personas comprometidas han asumido vivir con incomodidad y miedo. Han decidido probar si atentar contra su entorno humano más inmediato da más resultados".

El incendio de ocho viviendas del bloque donde vive en Amorebieta la hermana de un exconcejal socialista ha sido el episodio más brutal. Pero el mismo efecto surte quemar la tienda a una mujer por ser hija de militante del PSE. Si soportan los ataques directos, tocar a sus familias puede hacérseles más doloroso.

Los estudiosos del fenómeno de la kale borroka estiman que ésta ha experimentado otros cambios: sus autores se han organizado más y están semiprofesionalizados. No se atreven a afirmar que estén liberados, pero lo temen porque actúan ya en días de labor, frente a la tónica general del fin de semana.

En medios policiales se cree también que cambian de territorio con facilidad: si se les dificulta actuar en Getxo, se van a Vitoria. Y cifran en al menos tres los grupos fuertes: Getxo, Vitoria y Durango.

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