MEDIO AMBIENTE

El 30% del suelo mediterráneo está afectado por la desertificación de forma "casi irrecuperable"

Un tercio del suelo mediterráneo se encuentra a las puertas de convertirse en un erial para siempre. El 30% de las tierras del sur de Europa han perdido "casi irrecuperablemente" la capacidad de albergar vida y actuar como agentes activos en la regulación del ciclo del agua, según dijo ayer Ildefonso Pla, vicepresidente de la Asociación Mundial de Conservación de Suelos y Aguas. La explotación agraria agresiva combinada con el irregular clima semiárido de la zona provoca que el 50% del suelo restante se encuentre gravemente afectado y requiera medidas urgentes de recuperación.

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Un tercio del suelo mediterráneo se encuentra a las puertas de convertirse en un erial para siempre. El 30% de las tierras del sur de Europa han perdido "casi irrecuperablemente" la capacidad de albergar vida y actuar como agentes activos en la regulación del ciclo del agua, según dijo ayer Ildefonso Pla, vicepresidente de la Asociación Mundial de Conservación de Suelos y Aguas. La explotación agraria agresiva combinada con el irregular clima semiárido de la zona provoca que el 50% del suelo restante se encuentre gravemente afectado y requiera medidas urgentes de recuperación.

Ildefonso Pla, ponente en el congreso El hombre y el suelo ante el tercer milenio, que se celebra en Valencia desde el martes, destacó ayer la mala salud de los suelos mediterráneos y las incidencias de este fenómeno en la biodiversidad y la calidad de las aguas del entorno del sur de Europa. El 30% de la superficie del entorno mediterráneo se encuentra al límite de ser irrecuperable para toda actividad forestal a menos que se tomen medidas urgentes, según Pla. El 70% restante no se encuentra en condiciones mucho más favorables: la mitad de esta superficie está inmersa en un proceso de degradación y deforestación.El suelo es el "principal regulador de la naturaleza", y aspecto clave de los otros dos vértices del triángulo del equilibrio ambiental que completan la biodiversidad y la salud de las aguas. Así, todo diagnóstico medioambiental parte necesariamente de un análisis de la salud de la superficie sobre la que se asienta la vegetación y su estado no es bueno debido a su contínua deforestación o a las prácticas de roturación agresiva, métodos de cultivo intensivos o el abuso de fertilizantes, que derivan en la pérdida de materia orgánica, reducción del suelo y un aumento de las emisiones de CO2, abriendo las puertas a la desertificación.

Un suelo muerto no sólo conduce a un terreno sin vida vegetal o animal. Da paso a la pérdida de la función reguladora del ciclo del agua, especialmente en climas semiáridos como el meditarráneo caracterizados por la irregularidad de los ciclos de lluvia y la alternancia de años de escasez de precipitaciones con aguaceros intensos, comenta Pla. Sólo un suelo en condiciones es capaz de encauzar el agua "dulce, no contaminada y en lugares accesibles", y evitar la pérdida de agua aprovechable, de ahí su importancia.

Este profesor de Medio Ambiente de la Universidad de Lleida se detuvo sobre problemas derivados de la degradación de suelos en la Comunidad Valenciana. Destacó la contaminación por nitratos que afecta a numerosos municipios valencianos o la sobrexplotación de acuíferos, especialmente de aguas subterráneas, y el peligro de su abuso, así como de su contaminación. Pla reclamó estudios de campo sobre la degradación de suelos en parcelas concretas y circunstancias determinadas y rechazó las soluciones a corto plazo.

El III Congreso Internacional de la Sociedad Europea de Conservación de Suelos abordó también la repercusión que provoca el excesivo pastoreo en la degradación del suelo. Investigadores, edafólogos, ingenieros Agrónomos y Montes expresaron la necesidad de regular leyes y medidas que eviten la degradación del suelo provocada por los rebaños, cuya incidencia calificaron de preocupante en zonas españolas como la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y norte de Galicia. En algunas zonas mediterráneas el pastoreo degrada la mitad del suelo que atraviesa el ganado. Las pisadas de rebaños vacunos, porcinos y ovinos comprimen el suelo lo que incide en su aireación y recuperación del suelo. En esta línea se expresaron tanto el director del Congreso, José Luis Rubio, como el profesor del departamento de Edafología de la Universidad de Santiago de Compostela Francisco Díaz Fierros.

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