Los celos habían llevado al parricida de Platja d'Aro a la consulta psiquiátrica

Tras el parricidio de las hermanas gemelas Cristina y Lorena, de 4 años, asesinadas a tiros el domingo en Platja d'Aro (Girona) por su padre, Lorenzo Carmona, de 34 años, quien inmediatamente después se suicidó, subyace una historia de desavenencias conyugales, desequilibrios psíquicos, celos y viejas rencillas familiares que obligaron al matrimonio a acudir a la consulta de un psicólogo.

Los problemas de la pareja ya propiciaron, meses atrás separaciones parecidas a la que acordó el matrimonio unos diez días antes del fatal desenlace. A pesar de que las desavenencias de la pareja eran ...

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Tras el parricidio de las hermanas gemelas Cristina y Lorena, de 4 años, asesinadas a tiros el domingo en Platja d'Aro (Girona) por su padre, Lorenzo Carmona, de 34 años, quien inmediatamente después se suicidó, subyace una historia de desavenencias conyugales, desequilibrios psíquicos, celos y viejas rencillas familiares que obligaron al matrimonio a acudir a la consulta de un psicólogo.

Los problemas de la pareja ya propiciaron, meses atrás separaciones parecidas a la que acordó el matrimonio unos diez días antes del fatal desenlace. A pesar de que las desavenencias de la pareja eran conocidas por familiares y allegados, nadie podía prever que el carácter tranquilo y atento de Carmona se alterase hasta el punto de cometer una acción tan brutal e injustificada.Las personas más próximas al parricida le atribuyen unos celos intensos hacia su esposa, aunque muy interiorizados, así como un comportamiento posesivo hacia todo lo que se refería a sus hijas mellizas. Según trascendió ayer, Carmona dejó una nota para justificar su acción en la que se hace explícito este comportamiento. La autopsia deberá confirmar si, antes de dispararles, el padre sedó a sus hijas con un fármaco que se le había recetado meses atrás, tal y como sospechan los investigadores. Las niñas recibieron sendos disparos en el pecho y abdomen, mientras que el padre se disparó en la boca.

Lorenzo Carmona ejercía un férreo control de todas las actividades de su mujer, a la que, según diversas versiones, nunca llegó a agredir, aunque sí sometía a una constante presión psicológica. Uno de los vecinos advierte ahora, una vez conocido el desenlace, ciertos indicios obsesivos en el trato con su esposa. Más aún si se tiene en cuenta que la mujer, muy hogareña y desvivida por sus hijas, no le dejaba ningún cabo en el que agarrar sus celos.

La tragedia esconde también viejas rencillas familiares originadas en la localidad natal de la pareja, Pozo Alcón, en Jaén. Al parecer, la familia de la mujer nunca vio con buenos ojos que se casara con Lorenzo Carmona.

Tanto el equipo de educadoras de la guardería municipal a la que acudían las niñas el año pasado, como la comunidad escolar del colegio público Els Estanys, en el que estaban este curso, publicaron ayer sendas necrológicas. El crimen ha causado estupor y desasosiego entre alumnos, padres y maestros.

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El parricida será enterrado hoy en Platja d'Aro, mientras que las gemelas recibirán sepultura en el pueblo natal de la mujer, donde reside actualmente la mayoría de su familia. Ayer se celebró una misa por las dos niñas en la iglesia parroquial de Platja d'Aro, que reunió a medio millar de personas.

La familia de la mujer ha amenazado a la del presunto parricida con tomarse la justicia por su cuenta, informa la agencia Efe. Poco antes del crimen, Jurado explicó a un vecino que su marido la había maltratado psicológicamente pero nunca la había agredido. Según dicho vecino, que es además el presidente de la Asociación de Cazadores de la comarca, "Carmona mató a las dos niñas porque las quería demasiado. Pensaba que si se separaban no podría verlas todo lo que él quería". Según este vecino, "cuando ella le dijo que se iba a separar, le entró una gran depresión, no paraba de tomar antidepresivos, perdió diez kilos en un mes y decía que se moría de no verlas".

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