La iniciativa de Juan Pablo II suscita críticas entre conservadores y progresistas

El cardenal Biffi y el teólogo Hans Küng encabezan las discrepancias

a Si la verdad está en el término medio, la decisión del Papa de entrar en el Jubileo con un profundo acto de contrición se ajustaría a la verdad, ya que ha sido zarandeada a izquierda y derecha del espectro eclesiástico. Por un lado, sectores conservadores de la curia y relevantes purpurados, como el arzobispo de Bolonia, Giacomo Biffi, han mostrado su disgusto por una iniciativa que deja a la Iglesia, a su juicio, a merced de sus críticos. Personalidades de talante marcadamente liberal, como el teólogo suizo Hans Küng, también se han quejado amargamente de las limitaciones de esta petición d...

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a Si la verdad está en el término medio, la decisión del Papa de entrar en el Jubileo con un profundo acto de contrición se ajustaría a la verdad, ya que ha sido zarandeada a izquierda y derecha del espectro eclesiástico. Por un lado, sectores conservadores de la curia y relevantes purpurados, como el arzobispo de Bolonia, Giacomo Biffi, han mostrado su disgusto por una iniciativa que deja a la Iglesia, a su juicio, a merced de sus críticos. Personalidades de talante marcadamente liberal, como el teólogo suizo Hans Küng, también se han quejado amargamente de las limitaciones de esta petición de perdón.

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El cardenal Biffi no ha ocultado su incomodidad por la decisión del Pontífice, y con él se ha expresado una parte menor de la jerarquía eclesiástica. Pero no es únicamente el clero italiano o sectores de la curia romana los que discrepan. Iglesias jóvenes como las de América, Asia o África tampoco acaban de percibir el sentido de la expiación pública de unos pecados de los que estos continentes han podido ser más víctimas que otra cosa.Es el propio documento conocido ayer el que asume esas inquietudes. Hay quien observa que "el reconocimiento de las culpas es unilateral y puede ser aprovechado por los detractores de la Iglesia, satisfechos al verla confirmar los prejuicios que mantienen sobre ella", dice. Pero, superada esa disquisición, el documento aclara que su objetivo "no es el de examinar casos históricos particulares, sino el de aclarar los presupuestos que fundamentan el arrepentimiento relativo a culpas pasadas".

El influyente cardenal Biffi rebate ahora con detenimiento esos argumentos y lo viene haciendo desde el momento en que se supo que el Papa, con sus peticiones parciales de perdón, preparaba un gran acto penitencial en el comienzo del tercer milenio de la Iglesia. Bajo el título La autocrítica eclesial, Biffi publicó ya en 1995 una nota pastoral en la que denunció que se trataba de "un tema de notable delicadeza, que puede devenir fuente de ambigüedad y hasta de malestar espiritual entre los fieles más simples y pequeños, a los que también, en primer lugar, están destinados los misterios del Reino".

La respuesta progresista

Visto con los ojos de los sectores progresistas, el perdón papal presenta también muchas lagunas. En una reciente entrevista al diario suizo Sonntags Zeitung, Hans Küng, profesor de la Universidad de Tubinga que mantiene una larga polémica con el Vaticano, se declaraba insatisfecho con la filosofía que inspira esta admisión de culpas por parte de la Iglesia. "Sigo sin ver en ella una conversión sincera", dice el teólogo.

A juicio de Küng, lo más insostenible del texto, "es la diferenciación que se hace entre las culpas de los representantes de la Iglesia y la institución en cuanto tal". El teólogo querría escuchar de labios de Karol Wojtyla palabras "más claras" y no referencias continuas a "los hijos e hijas de la Iglesia", sin que se cite nunca a los papas por su nombre ni se mencionen sus responsabilidades concretas.

"Será importante saber también si la admisión de las culpas tiene consecuencias importantes", añade el profesor de la Universidad de Tubinga a quien el Vaticano privó hace 21 años de la autorización de enseñar "en nombre y representación" de la Iglesia católica. Otra cuestión esencial es que el perdón no se limite a los errores del pasado, "sino a los del presente: de lo contrario se cae en la hipocresía". El teólogo suizo subraya la incongruencia que representa pedir perdón por los errores de la Inquisición "cuando la Inquisición sigue funcionando hoy". La diferencia es que "a los condenados de hoy no se les quema físicamente, sino psicológicamente. Muchos teólogos y obispos de hoy han sido perseguidos por el actual Papa", añade Küng.

La Inquisición ha sido transformada, de hecho, en la Congregación de la Doctrina de la Fe, de la que es prefecto el cardenal Joseph Ratzinger, al que Küng ha lanzado repetidos ataques. Y Ratzinger se halla detrás de la Comisión de Teólogos que ha redactado el documento en el que se inscribe la Jornada del Perdón planificada por el Papa.

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