La cantante oriental Urna Chahar-Tugchi acerca a Euskadi la música mongola

A estas alturas, y gracias en parte a los abundantes festivales veraniegos, el público vasco más interesado puede considerarse ducho en música folclórica, en sones tradicionales de distintos países: se ha habituado al raï argelino, entiende de música celta e incluso reconoce la vitola de figura al senegalés Youssou N'Dour. Sin embargo, hay sones tradicionales con los que no está tan familiarizado. Es el caso, por ejemplo, de los radicados en Mongolia, aunque una buena oportunidad para iniciarse su conocimiento o, al menos, para saciar mínimamente la curiosidad, se presenta esta semana con la v...

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A estas alturas, y gracias en parte a los abundantes festivales veraniegos, el público vasco más interesado puede considerarse ducho en música folclórica, en sones tradicionales de distintos países: se ha habituado al raï argelino, entiende de música celta e incluso reconoce la vitola de figura al senegalés Youssou N'Dour. Sin embargo, hay sones tradicionales con los que no está tan familiarizado. Es el caso, por ejemplo, de los radicados en Mongolia, aunque una buena oportunidad para iniciarse su conocimiento o, al menos, para saciar mínimamente la curiosidad, se presenta esta semana con la visita de la cantante Urna Chahar-Tugchi, quien actúa mañana (20.30) en el Gazteszena donostiarra y el miércoles (21.00) en el Kafe Antzokia, de Bilbao. La vocalista se presentará en los dos conciertos que ofrecerá en el País Vasco respaldada por tres músicos adiestrados en el manejo de cítara, guitarra, violín y percusión, además de guquin, instrumentos con los cuales adapta a los tiempos actuales y al gusto occidental un repertorio cuyas raíces se encuentran en la tundra de Mongolia interior.

Urna Chahar-Tugchi aprendió de boca de sus familiares dedicados al pastoreo buena parte de las canciones que ahora interpreta. A estás raíces sumó cinco años de estudios de yangqin (una especie de dulzaina china) en el conservatorio de Shanghai. En 1993, con 25 años, se traslado a vivir a Berlín, donde desde entonces reside, e inició su carrera profesional. Su música intimista, impregnada del sonido tradicional de Mongolia, está, sin embargo, abierta a la improvisación.

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