Subastados por 43,5 millones los 35.000 pinos abrasados en el Abantos Siete empresas extraen lo quemado del monte

Los 35.000 pinos del monte Abantos, en San Lorenzo de El Escorial, que fueron quemados hace seis meses por el que ha sido el mayor incendio de la región en los últimos 10 años, todavía tienen valor. La Consejería de Medio Ambiente los ha sacado a subasta y ha obtenido 43,5 millones de pesetas por ellos. La madera se empleará para hacer muebles y conglomerado.

La ladera sur del monte Abantos (1.754 metros de altitud) parece un paisaje lunar. Su aspecto se lo debe a las devastadoras llamas de 40 metros de altura que asolaron el boscoso monte. El incendio -el mayor ocurrido en los últimos ...

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Los 35.000 pinos del monte Abantos, en San Lorenzo de El Escorial, que fueron quemados hace seis meses por el que ha sido el mayor incendio de la región en los últimos 10 años, todavía tienen valor. La Consejería de Medio Ambiente los ha sacado a subasta y ha obtenido 43,5 millones de pesetas por ellos. La madera se empleará para hacer muebles y conglomerado.

La ladera sur del monte Abantos (1.754 metros de altitud) parece un paisaje lunar. Su aspecto se lo debe a las devastadoras llamas de 40 metros de altura que asolaron el boscoso monte. El incendio -el mayor ocurrido en los últimos 10 años en la región- se inició a las 15.30 del pasado 20 de agosto, en una rastrojera, debido al efecto lupa de la base de una botella de cristal, según afirmó la Guardia Civil. Las llamas estuvieron fuera de control durante 28 horas. Los bomberos emplearon miles de litros de agua, coordinaron un dispositivo de emergencia de 1.000 personas, los vuelos de cinco hidroaviones y seis helicópteros y el trabajo de seis máquinas pesadas que abrieron cortafuegos. Cinco mil personas fueron evacuadas de un cámping y tres urbanizaciones de la zona.Las llamas arrasaron 450 hectáreas de monte -una superficie equivalente a otros tantos campos de fútbol-. Sólo 100 hectáreas eran de pastos. El resto era bosque mediterráneo repleto de pinos y en el que se cobijaban desde los jabalíes hasta los corzos. Era cazadero de aves rapaces tan escasas como el águila real y de carroñeros como el buitre.

Desde hace seis meses, no hay rastro de vida en la ladera sur del Abantos. El suelo aún está grisáceo por la ceniza y los esqueletos de miles de pinos quemados yacen tumbados sobre el monte o apilados en la cuneta de la carretera que sube hasta la cumbre del Abantos. El presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón, ha prometido gastar 300 millones de pesetas en los próximos tres años para reforestar la zona.

Ocho lotes

Medio Ambiente estima que se quemaron 35.000 pinos (37.100 metros cúbicos de madera). La Comunidad sacó lo quemado a subasta pública en ocho lotes y se los adjudicó por 43,5 millones de pesetas a siete empresas. Cuarenta millones han ido a engrosar las arcas públicas: 34 millones son para la Comunidad, y seis, para el Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial, porque el Abantos, también conocido como monte de la Jurisdicción, pertenece al municipio. Los propietarios privados afectados por el incendio cobrarán los tres millones restantes.

"La madera de peor calidad se utiliza para hacer conglomerado; la buena, para muebles", aseguró Gabriel García, segoviano, transportista de madera, contratado por uno de los adjudicatarios. García afirmó que lleva más de un mes sacando madera quemada del Abantos con su camión. "Me he hecho más de 200 viajes de subida y bajada del monte", añadió. "En cada viaje llevo unos 30 troncos -los más viejos, de un metro de diámetro y más de medio siglo de vida-", añadió. "Estamos a punto de acabar de extraer del monte los dos primeros lotes de madera, pero falta mucho por hacer", finalizó.

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A apenas unos metros, Mariano Benito, nacido en El Espinar hace 59 años, cortaba pinos de 20 metros con la motosierra como el que siega el césped. Le falta la falange superior del dedo índice de la mano derecha. No se lo llevó la motosierra, sino una máquina de cortar carne que tenía su madre cuando él era niño.Benito lleva 15 años de leñador. Tiene el rostro curtido, con decenas de arrugas. Sucio del polvo negruzco que le salpica al talar los pinos quemados. Este sabio de la naturaleza que no sabe leer pronosticó: "Este monte va a tardar muchos años en ponerse como estaba". Con un movimiento electrizante de su brazo arrancó la cortadora. El estruendo resonó por el monte. Hundió la cuchilla en la base de un enorme pino quemado. La viruta salpicaba. El pino cayó contra el suelo y se deshizo en mil pedazos. Quedan muchos más.

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