"El puente de la Ría con más relevancia estética es el Colgante; es perfecto"

Mario Onzain, vasco nacido en Lalín (Pontevedra) en 1939, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, ha desarrollado la mayor parte de su labor "alrededor de la Ría" de Bilbao. El pasado jueves, presentó su libro La Ría de Bilbao, editado por la Fundación Esteyco, un paseo nostálgico, profesional y literario por lo que Onzain considera "el alma" de las poblaciones que se asientan en sus márgenes.Pregunta. ¿Cómo se le ocurrió la idea de hacer este libro y a qué impulso obedece?

Respuesta. Fue una idea que me propuso Javier Rui-Wamba, ingeniero de Caminos y presidente de Esteyco, porque hab...

Mario Onzain, vasco nacido en Lalín (Pontevedra) en 1939, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, ha desarrollado la mayor parte de su labor "alrededor de la Ría" de Bilbao. El pasado jueves, presentó su libro La Ría de Bilbao, editado por la Fundación Esteyco, un paseo nostálgico, profesional y literario por lo que Onzain considera "el alma" de las poblaciones que se asientan en sus márgenes.Pregunta. ¿Cómo se le ocurrió la idea de hacer este libro y a qué impulso obedece?

Respuesta. Fue una idea que me propuso Javier Rui-Wamba, ingeniero de Caminos y presidente de Esteyco, porque había leído mi novela El paso alegre de la paz (que he publicado bajo el seudónimo de Ramón Urtiaga) y le había gustado mucho. Pero sobre la Ría existe tal cantidad de documentación, tal cantidad de libros muy buenos, que se me antojaba una empresa ingente. Así que seme ocurrió hacer una cosa distinta. La idea era hacer un documental y yo pensé que mejor hacer una especie de peliculilla.

P. ¿Quién la protagoniza?

R. Una serie de personajes, simplemente esbozados, que más bien son personajillos. Me sirven de pretexto para opinar y para moverme alrededor de la Ría. La primera parte del libro es una visión algo mítica de la Ría y abarca casi hasta la guerra civil. Es como ve un niño la Ría, un lugar de marinos, de empresas, de los mineros, de las luchas obreras, de la navegación, del comercio y, sobre todo, del Athletic de Bilbao, del que soy muy forofo. La segunda parte es una época más realista y se proyecta hacia temas de ingeniería y de arquitectura.

P. ¿La Ría del futuro está aún por construir?

R. Creo que está todo por hacer. Aunque lo que se pretende hacer está bastante esbozado, sobre todo en algunos ámbitos, como la zona del Galindo, Bilbao,...

P. La Ría se encuentra ahora en un cruce de caminos, dejando atrás su pasado industrial.

R. Se presenta un futuro de servicios, pero el puerto es el que va a seguir tirando del carro.

P. Los bilbaínos ya no viven de espaldas a la Ría.

R. Hay una frase del libro que sintetiza bastante lo que yo opino: "La Ría es el alma de los pueblos". El corazón de Bilbao puede ser el Arenal; el de la Margen Izquierda, Barakaldo, pero el alma de todos es la Ría.

P. ¿Cuál es el papel que juegan los puentes?

R. Son los nexos de unión de las márgenes de la Ría, lógicamente, y un instrumento de comunicación importantísimo. En el libro se habla constantemente de la vocación de hacer puentes. ¿Por qué? Porque son elementos de unión y de presión. La destrucción de un puente es casi un sacrilegio. Cuando se rompen todas las posibilidades de diálogo, generalmente se rompen los puentes.

P. ¿Hacen falta muchos más puentes en la Ría?

R. Eso depende del carácter urbano que vayan adquiriendo ambas márgenes.

P. ¿De los que existen ahora, cuál destacaría?

R. Estéticamente el más relevante es el puente colgante, el puente de Vizcaya. Es una estructura prácticamente perfecta, desde el punto de vista de ingeniería. ¿De los demás? Me quedaría más bien con los antiguos que con los modernos. Los puentes que se hacen ahora son más espectaculares, la pasarela de Calatrava o el Euskalduna, pero no superan a los antiguos. Igual pasa en arquitectura: el Guggenheim es más espectacular que cualquier edificio de Bilbao y no quiere decir que sea el más bonito.

P. ¿Cuál resaltaría?

R. Muchas de las casas del Ensanche. El edificio de Aurora Polar, que es un edifico sencillísimo, me parece extraordinario. Ese edificio racional, un poco frío, estéticamente no envidia nada a lo que se está haciendo ahora.