Reportaje:

Reencuentro en la senectud

Algunos no pisaban España desde hacía 40, 50 o incluso 60 años. Abandonaron el país por distintos motivos de la mano de sus progenitores, la mayoría, siendo apenas unos críos. Otros emprendieron la aventura por iniciativa propia en la horquilla veinteañera de la vida. Ahora tienen entre 60 y 70 años; alguno raya los 90. Tras toda una vida establecida en países como Colombia, Perú, Venezuela, Argentina, México o Cuba, donde asentaron raíces y crearon sus respectivas familias, la vejez les reporta ahora una de sus mayores ilusiones: volver a España, su país de origen, y visitar a los amigos y lu...

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Algunos no pisaban España desde hacía 40, 50 o incluso 60 años. Abandonaron el país por distintos motivos de la mano de sus progenitores, la mayoría, siendo apenas unos críos. Otros emprendieron la aventura por iniciativa propia en la horquilla veinteañera de la vida. Ahora tienen entre 60 y 70 años; alguno raya los 90. Tras toda una vida establecida en países como Colombia, Perú, Venezuela, Argentina, México o Cuba, donde asentaron raíces y crearon sus respectivas familias, la vejez les reporta ahora una de sus mayores ilusiones: volver a España, su país de origen, y visitar a los amigos y lugares que cimentaron su carácter allá por los años cincuenta.El primer avión procedente del otro lado del Atlántico aterrizó la noche del miércoles con un grupo de 38 jubilados de Argentina. Entre todos ellos destacaba la figura de Juan Durán, un anciano que acumulaba la friolera de 76 años sin pisar su país natal. "Me fui de aquí con mi padre cuando tenía ocho años, a buscar trabajo. Y realmente estoy emocionado de volver a España. Nunca pensé que regresaría y, desde luego, no habría sido posible sin la ayuda del consulado. Un viaje así es demasiado caro para nosotros", comentaba aturdido al bajar del avión.

Las expresiones de alegría enturbiadas por el cansancio de las horas de vuelo, la satisfacción del deseo cumplido y la ansiedad de agotar lo programado para estas vacaciones se reflejaba en el rostro de los jubilados emigrantes, que rememoraban los motivos del abandono de España y episodios varios de unas vidas colmadas de marcadas emociones.

"Mi padre era leñador en Logroño. Y claro, estaba Franco y no congeniaron muy bien. Llevo 50 años sin pisar este país y me marché con 14", se lamentaba María Concepción Íñiguez. "A mí me llevaron a la fuerza mis padres. Yo tenía entonces 20 años y algún chico me pretendía. Me fui llorando. Por mí me quedaba aquí para siempre. Estoy enferma por España", reconocía Lucila, una de las integrantes del grupo de Brasil que se unió en Almería al de Argentina.

Alrededor de unos 3.200 españoles que residen en países de iberoamérica tendrán la misma oportunidad que ella, Juan o María Concepción durante los próximos meses. El Imserso ha facilitado la estancia de todos estos jubilados en hoteles de El Ejido, Roquetas de Mar, Almuñécar, Benalmádena, Torremolinos y Fuengirola. Andalucía es el punto de destino de estos mayores que disfrutarán de las playas y el sol del sur de la península durante 15 días por unas 60.000 pesetas. La generosa oferta del Imserso (asignada previo sorteo de los interesados en los respectivos consulados) persigue también "mantener" el empleo en las zonas turísticas durante el invierno y permitirá a la gran mayoría de los viajeros asumir sus propios costes para extender las vacaciones por unos meses. "Después de Almería iremos a Zaragoza a ver a la familia. Un viaje así hay que aprovecharlo y estaremos unos tres meses", explicaba un matrimonio de Mar de Plata.

Muchos de los agraciados en anteriores ocasiones con la oportunidad de cruzar el charco por 400 dólares más 15 días de hotel pagado han repetido la experiencia hasta el punto de haber visitado España dos veces en cinco años por este sistema. La excusa elpara repetir y dejar en tierra a otros muchos que nunca han venido les sale sin pensarla: "Todo lo mejor que hay en el mundo es de España. La patria se siente siempre y este país nunca saldrá del corazón", sentencia un matrimonio.

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