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La Guardia Civil intercepta en la N-430 el traslado ilegal de un tigre

Los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil descubrieron e interceptaron el domingo por la tarde en la carretera N-430, a la altura de La Font de la Figuera, el traslado ilegal de un tigre. El felino, un ejemplar adulto de Panthera Tigris de cuatro años y medio, viajaba en el remolque de un Mercedes Benz con matrícula de Alicante.El vehículo lo conducía un ciudadano italiano, Gian Franco C., de 48 años, el dueño de un circo que quebró y que, desde entonces, reside en una caravana en un descampado de la pedanía de La Mata, en Torrevieja. En el solar mantiene enjaulados a tres ti...

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Los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil descubrieron e interceptaron el domingo por la tarde en la carretera N-430, a la altura de La Font de la Figuera, el traslado ilegal de un tigre. El felino, un ejemplar adulto de Panthera Tigris de cuatro años y medio, viajaba en el remolque de un Mercedes Benz con matrícula de Alicante.El vehículo lo conducía un ciudadano italiano, Gian Franco C., de 48 años, el dueño de un circo que quebró y que, desde entonces, reside en una caravana en un descampado de la pedanía de La Mata, en Torrevieja. En el solar mantiene enjaulados a tres tigres y un león de su antiguo circo, lo que ha suscitado diversas protestas vecinales.

Gian-Franco explicó a los agentes que había llevado a uno de estos tigres a La Pobla de Vallbona (Camp de Túria) porque se dedica a la "exposición itinerante de animales". Cuando le interceptaron viajaba de vuelta a Torrevieja. Los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) se presentaron en el lugar poco después. Tras inspeccionar la documentación decidieron levantar actas de aprehensión y de infracción a la ley de contrabando por considerar que no estaba en regla y por tratarse de una especie protegida en el convenio internacional CITES.

Pero como en Valencia no hay centros zoológicos que se hagan cargo de los felinos, no pudieron intervenir el animal. Lo dejaron bajo la custodia de su dueño, a la espera de lo que decida la Administración de Aduanas. Esta falta de instalaciones ha impedido en los últimos cinco años que el Seprona de Valencia intervenga una docena de felinos y primates.

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