Tribuna:

Ave de paso

JOSEP TORRENT

Los argumentos utilizados por el consejero de Sanidad, José Emilio Cervera, para justificar el sobresueldo de 85.000 pesetas mensuales que percibe para gastos de residencia confirman una tendencia que amenaza convertirse en axioma entre los populares. El consejero, al abuso reiterado de sacudirse el mochuelo para cargárselo a los socialistas, ha unido implícitamente una idea cada vez más en boga entre algunos altos cargos del PP: la del gestor que realiza un trabajo por encima de consideraciones ideológicas. Cervera se apunta a la moda que viene marcando el presidente de l...

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JOSEP TORRENT

Los argumentos utilizados por el consejero de Sanidad, José Emilio Cervera, para justificar el sobresueldo de 85.000 pesetas mensuales que percibe para gastos de residencia confirman una tendencia que amenaza convertirse en axioma entre los populares. El consejero, al abuso reiterado de sacudirse el mochuelo para cargárselo a los socialistas, ha unido implícitamente una idea cada vez más en boga entre algunos altos cargos del PP: la del gestor que realiza un trabajo por encima de consideraciones ideológicas. Cervera se apunta a la moda que viene marcando el presidente de la Generalitat de un tiempo a esta parte: la política es mala; la politización, pésima. Tan claro tiene que no existe diferencia entre pertenecer a un gobierno o ser alto ejecutivo de una industria conservera que justifica su derecho al sobresueldo en términos estrictamente salariales: "Vivía y trabajaba en Madrid, y vinieron a buscarme". Mañana, cuando sus servicios no sean necesarios, regresará a vivir y a trabajar en Madrid, que es donde tiene su residencia a la que no renuncia porque, 85.000 pesetas mensuales al margen, es su probable punto de destino. Cervera es un ave de paso por estas tierras a las que se ha acercado para hacer la vendimia, y añadir algunas líneas más a su currículum.

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Hubo un tiempo, no tan lejano, en que el ejercicio de la política se entendía como un servicio a la sociedad para transformarla y mejorarla. Incluso hubo quien sacrificó su porvenir profesional en aras de una vocación pública. Fue aquella una época pródiga en políticos profesionales, gente que se movía por una ideología, por una causa y que, lejos de abominar de la politización, se vanagloriaba de ello. Hoy asistimos a la demonización de la política y a la aparición de los profesionales de la política. Gente que se mueve por el dinero, por el sobresueldo. Cervera hoy es uno de ellos.

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