30 años de labor social

Rabia, dolor y lágrimas. Los vecinos de Aluche estaban consternados tras la muerte del padre Jesús Cubillo, que ha pasado los últimos 30 años trabajando por el barrio, especialmente por los marginados y los necesitados. Jesús Cubillo, natural de Ibeas de Juarros (Burgos), fue ordenado sacerdote el 23 de mayo de 1964. Primero fue párroco en Venturada (Madrid) y en 1970 llegó a Aluche.

Enseguida demostró su compromiso social dando amparo y cobijo a inmigrantes, alcohólicos y toxicómanos. En dos años organizó grupos de apoyo a colectivos marginados bajo el siguiente aforismo: "Mi casa siem...

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Rabia, dolor y lágrimas. Los vecinos de Aluche estaban consternados tras la muerte del padre Jesús Cubillo, que ha pasado los últimos 30 años trabajando por el barrio, especialmente por los marginados y los necesitados. Jesús Cubillo, natural de Ibeas de Juarros (Burgos), fue ordenado sacerdote el 23 de mayo de 1964. Primero fue párroco en Venturada (Madrid) y en 1970 llegó a Aluche.

Enseguida demostró su compromiso social dando amparo y cobijo a inmigrantes, alcohólicos y toxicómanos. En dos años organizó grupos de apoyo a colectivos marginados bajo el siguiente aforismo: "Mi casa siempre está abierta para todos a cualquier hora del día y de la noche", decía.

Jesús guió a decenas de jóvenes enganchados a la heroína y se afanó en levantar un centro social en los terrenos de la iglesia. Lo consiguió hace diez años. Fue profesor de religión en el instituto de Aluche y arcipreste de Campamento. Sus feligreses cuentan que en sus homilías defendía ante todo los derechos humanos y que su principal preocupación era la lucha social.

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El año pasado inauguró en las dependencias parroquiales un centro para minusválidos y contribuyó a mejorar el centro de ancianos donde cada día almorzaba. La noticia de su muerte congregó a cientos de personas que le recordarán con cariño porque relacionaban al sacerdote con fechas señaladas de sus vidas: "Me bautizó, él me dió mi primera comunión, me casó y ahora iba a bautizar a mi hija", comentaba Ana, de 33 años.

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