Editorial:

Candidato Putin

Vladímir Putin va ganando peso y posibilidades como favorito en las presidenciales en Rusia, cuya primera vuelta se ha fijado para el 26 de marzo. La interrupción de la ofensiva sobre Grozni puede obedecer a causas estrictamente militares, pero puede también ser un reflejo de las necesidades de alguien que no sólo es presidente en funciones, sino candidato a presidente. El modo en que Putin está sumando apoyos de diversos grupos le da una cierta ventaja de salida frente a otros posibles rivales, entre los que no cabe descartar ni al alcalde de Moscú, Luzhkov, ni al ex general Lébed.Putin tiene...

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Vladímir Putin va ganando peso y posibilidades como favorito en las presidenciales en Rusia, cuya primera vuelta se ha fijado para el 26 de marzo. La interrupción de la ofensiva sobre Grozni puede obedecer a causas estrictamente militares, pero puede también ser un reflejo de las necesidades de alguien que no sólo es presidente en funciones, sino candidato a presidente. El modo en que Putin está sumando apoyos de diversos grupos le da una cierta ventaja de salida frente a otros posibles rivales, entre los que no cabe descartar ni al alcalde de Moscú, Luzhkov, ni al ex general Lébed.Putin tiene muchos elementos a su favor, el primero de los cuales es que suma los poderes de presidente y de primer ministro. Cuenta con una Duma mucho más afín y cooperadora que Yeltsin. Le apoyan los servicios secretos, de los que proviene. Y ha ganado en popularidad por su guerra de Chechenia, cuyo calendario podría (cínica y aun trágicamente) acompasar al electoral. La fuerte resistencia chechena -que ayer lanzó una contraofensiva- es, de todas formas, un factor no previsto, y tal vez eso explique las dudas que parecen haber aparecido en el Kremlin.

Putin, de 47 años, representa una nueva generación. Quien podría haber sido su máximo rival, Evgueni Primakov, tiene 70 años y una frágil salud: algo que evoca la desastrosa experiencia de los últimos años de un Yeltsin enfermo. Cuenta Putin con el cansancio de una población que identifica la posibilidad de mejora personal con un presidente fuerte que restablezca el orden y el honor nacional ruso. Sus primeras decisiones van en esa línea: un plan para pagar los salarios atrasados, una reducción de los tipos de interés y medidas para reforzar el rublo. Promete más intervención pública en la economía y critica el rumbo que pretendía marcar el FMI a Rusia. Además, por primera vez, gracias a la subida de los precios del crudo, no es descartable un cierto crecimiento económico. Queda por ver cómo va a casar su política interior con las necesidades rusas de inyección de capital extranjero y de retorno del ingente capital ruso huido en estos años.

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