Tribuna:

Toma 2000

NEGRITASLa Fiesta de la Toma de Granada se promete hoy incendiaria. No podían imaginarse los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, que más de 500 años después de la incomensurable hazaña de haber hecho de Granada, -que en aquella época era la ciudad más grande del mundo, también la más hermosa, según el cronista alemán Jerónimo Münzer- un botín al que saquear, limpiar étnicamente y repoblar con gentes venidas del norte, muchos granadinos seguirían vitoreando sus nombres en la Plaza del Carmen y llamándolos "ínclitos Reyes Católicos". Menos aún que el mundo seguiría dividido entre "moros y cristi...

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NEGRITASLa Fiesta de la Toma de Granada se promete hoy incendiaria. No podían imaginarse los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, que más de 500 años después de la incomensurable hazaña de haber hecho de Granada, -que en aquella época era la ciudad más grande del mundo, también la más hermosa, según el cronista alemán Jerónimo Münzer- un botín al que saquear, limpiar étnicamente y repoblar con gentes venidas del norte, muchos granadinos seguirían vitoreando sus nombres en la Plaza del Carmen y llamándolos "ínclitos Reyes Católicos". Menos aún que el mundo seguiría dividido entre "moros y cristianos" mirándose a cara de perro. Pero eso parece.El alcalde de Granada, el socialista José Moratalla, junto a Izquierda Unida y el Partido Andalucista, ha decidido entrar en el año 2000 con la intención de cambiar el protocolo de la Toma, reduciendo la parafernalia con la que el régimen de Franco había adornado la celebración -cosas del tipo: "Granada simboliza el inicio de la unidad de España"- e introduciendo la lectura de un comunicado en favor de la tolerancia. En bonito momento quiso Moratalla modernizar la fiesta. Media ciudad se le ha echado encima, alegando que lo de la Toma es una tradición íntimamente unida a la raigambre del granadino y que no se puede cambiar la Historia.

Efectivamente, en la Historia no hay ni buenos ni malos. Todos los grandes personajes, y los Reyes Católicos no son una excepción, actúan más o menos en conciencia con su tiempo. Pero los datos son los datos: en 1492, Isabel y Fernando decretaron la expulsión de los judíos. En 1499, el Cardenal Cisneros ordenó la quema de todos los libros escritos en árabe en la Plaza de Bib-Rambla. También es verdad que la conquista de Granada dio pie al Descubrimiento de América, cosa que, por cierto, no se celebra en la ciudad.

La Toma estaba en decadencia en la democracia cuando el concejal socialista José Miguel Castillo decidió revitalizarla. Le puso el protocolo que Moratalla ha cambiado y que le va a costar hoy seguramente un abucheo. Por lo pronto, el PP ya ha anunciado que da plante a la fiesta. Tampoco es eso. Hace unos días el escritor Andrés Sopeña dijo que cuando se suprimió el 18 de julio nadie puso el grito en el cielo. Pero esto es diferente. Granada es Granada. Y el Día de la Toma en Granada sí lleva efecto 2000.

JESÚS ARIAS

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