EL TEMPORAL AZOTA ESPAÑA

Cinco heridos y un susto en Cantabria

Los fuertes vientos dejaron también en Cantabria el escenario de una batalla. Un muro (en este caso de piedra) derribado por el viento, hirió a cuatro personas, entre ellas un niño, en Santander. El pequeño y una mujer fueron dados de alta pero las otras dos personas, cuya identidad no había trascendido anoche, permanecen ingresadas en el hospital universitario Marqués de Valdecilla de la capital cántabra.Se da la circunstancia de ese centro médico protagonizó hace menos de dos meses un trágico suceso. El 2 de noviembre el viento derribó parte de una de las fachadas del hospital causando la mu...

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Los fuertes vientos dejaron también en Cantabria el escenario de una batalla. Un muro (en este caso de piedra) derribado por el viento, hirió a cuatro personas, entre ellas un niño, en Santander. El pequeño y una mujer fueron dados de alta pero las otras dos personas, cuya identidad no había trascendido anoche, permanecen ingresadas en el hospital universitario Marqués de Valdecilla de la capital cántabra.Se da la circunstancia de ese centro médico protagonizó hace menos de dos meses un trágico suceso. El 2 de noviembre el viento derribó parte de una de las fachadas del hospital causando la muerte de cuatro trabajadores del centro y heridas a otras 15 personas.

También el vendaval fue supuestamente el causante del vuelco de dos camiones en el Alto de Santacaballos, en la A-8. Uno de los conductores, vecino de Barakaldo, fue trasaladado al hospital de Cruces, en esta misma localidad, con heridas en la espalda.

Una carpa y 20 niños

Pero en la comunidad cántabra, además de esos heridos e importantes daños materiales, el temporal dejó un tremendo susto. A las 17.00 horas, una fortísima ráfaga de viento de más de 100 kilómetros por hora levantó el techo de la carpa del parque infantil de Navidad, situada en la avenida de Alfonso XIII, en pleno centro de Santander, cuando una veintena de niños de corta edad disfrutaba en su interior.

Se produjeron escenas de enorme pánico en el lugar, al quedar algunos pequeños envueltos entre los materiales derribados. Finalmente se comprobó que ninguno de ellos resultó herido.

Una hora más tarde el viento acabó destruyendo por completo el parque, de unos 40 metros de longitud y 600 metros cuadrados de superficie, estrellando las lonas y el anclaje contra los árboles de los jardines colindantes.

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Los bomberos y la policía no daban abasto a atender todos los sucesos y el teléfono 112, que coordina los avisos de emergencias de toda la comunidad autónoma, recibió más de 1.300 llamadas (cinco por minuto) desde las cinco de la tarde a las nueve de la noche. El aeropuerto de Santander estaba cerrado (hubo que desalojar la torre de control), amarrada a puerto la flota pesquera y algunas vías férreas cortadas.

Múltiples señales de tráfico fueron derribadas y algunos árboles cayeron sobre vehículos. Entre 30 y 40 carreteras nacionales y comarcales quedaron cortadas al tráfico en Cantabria. En el Puerto de Santander se rompió un pantalán y doce yates que se encontraban amarrados a él quedaron a la deriva después de estrellarse por la fuerza del viento contra la dársena del Centro de Alto Rendimiento de Vela, donde se produjeron graves daños en su estructura.

Un quiosco de helados fue arrastrado al mar por el viento en la playa de Ostende, en Castro Urdiales, donde una grúa metálica cayó sobre un chalet en construcción.

El consejero de Presidencia del Gobierno de Cantabria, Juan José Fernández, explicó a Efe que la previsión del Instituto Nacional de Meteorología indicaba que anoche amainaría el viento y a las tres de la madrugada soplaría a entre 80 y 90 kilómetros por hora.

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