Los 'pistoleros' de Suker y Bergkamp dejan Wembley y esperan en Highbury

Uno de los equipos británicos que ha descorchado sus raíces a causa de la aperturista ley Bosman ha sido el Arsenal. Representante tradicional del fútbol inglés más áspero, la entidad del norte de Londres hizo en 1996 una sorprendente apuesta: echó el lazo en el fútbol japonés para contratrar al técnico francés Arsene Wenger. Un entrenador que antes de su aventura asiática había alcanzado cierta notoriedad en el Mónaco. El club intentaba expiar un hecho traumático: la despedida del banquillo de George Graham, un mítico ex jugador implicado en el cobro de comisiones por fichajes.La irrupción de...

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Uno de los equipos británicos que ha descorchado sus raíces a causa de la aperturista ley Bosman ha sido el Arsenal. Representante tradicional del fútbol inglés más áspero, la entidad del norte de Londres hizo en 1996 una sorprendente apuesta: echó el lazo en el fútbol japonés para contratrar al técnico francés Arsene Wenger. Un entrenador que antes de su aventura asiática había alcanzado cierta notoriedad en el Mónaco. El club intentaba expiar un hecho traumático: la despedida del banquillo de George Graham, un mítico ex jugador implicado en el cobro de comisiones por fichajes.La irrupción de Wenger en Highbury cambió la génesis del equipo. El técnico mantuvo intacta la retaguardia más veterana de las Islas -Seaman; Dixon, Adams, Keown y Winterburn- y dio al resto de las líneas un aire continental. Dos franceses para barrer y distribuir en el medio campo -Vieira y Petit-, un enganche holandés con tanta clase en sus botas como hielo en sus venas -Bergkamp-, y un extremo holandés de extraordinaria acelaración -Overmars-. Primero Wright, luego Anelka y ahora Kanu se enfundaron el nueve.

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El Arsenal ganó Liga y Copa. El técnico multiplicó su crédito entre los gunners (pistoleros) y el club abrió de nuevo la billetera. La ocasión lo merecía: el Arsenal se asomaba a la Liga de Campeones. Pero ni entonces ni esta temporada el club ha soportado el gran examen continental. Desde la entidad se asegura que el hecho de trasladarse para estos partidos a Wembley -y abandonar el infierno de Highbury- por exigencias de la UEFA le ha perjudicado. Para el reto continental de este año habían llegado en junio jugadores de pedigrí como el ex madridista Suker, el francés Henry, el ucranio Luzhny y el brasileño Silvinho.

Tras una demostración en el Camp Nou ante el Barça -al que asfixió en el segundo tiempo adelantando sus líneas, modelo que han fotocopiado algunos equipos españoles cuando se han medido a los catalanes-, el equipo parecía tener enfilada la clasificación para la segunda fase de la Liga de Campeones. El Barça le dio un zarpazo en Wembley y luego se estrelló ante el Fiorentina. La eliminación llevó a Highbury un aire catastrofista y Overmars anunció su intención de dejar el club a final de temporada -rumbo al Barça, quizá-. Al menos, el Arsenal amarró el tercer puesto del grupo y se metió en la UEFA. Un torneo menor que, al menos, le permite regresar a Highbury. Y a Bergkamp continuar de turismo por Europa: si viaja en coche -jamás en avión- recorrerá unos 2.000 kilómetros para llegar a A Coruña. Si Wenger se lo permite, porque días antes tiene Liga y el Arsenal es tercero.

Palmarés: 11 Ligas; 7 Copas; 2 Copas de la Liga; 1 Recopa; 1 Copa de la UEFA.

Estadio: Highbury (38.500).

Entrenador: Arsene Wenger.

Alineación tipo: Seaman; Dixon, Adams, Keown, Winterburn; Parlour, Vieira, Petit, Overmars; Bergkamp y Kanu.

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