Danza espiritual
Una actuación en Israel dio a la compañía de danza Increpación la posibilidad de conocer Jerusalén. Los componentes del grupo se sintieron fascinados por la convivencia en la ciudad de tres religiones y decidieron trabajar sobre ello. Así nació D. C. (Annus Domini), el cuarto proyecto de la compañía, que se presenta desde hoy y hasta el domingo en la Sala Beckett de Barcelona. "Queríamos reproducir la magia de la ciudad, que me hizo pensar en la España de los siglos XIII y XIV, en la que convivían moros, cristianos y judíos", explica Ramón Baeza, corresponsable con Montse Sánchez de la coreogr...
Una actuación en Israel dio a la compañía de danza Increpación la posibilidad de conocer Jerusalén. Los componentes del grupo se sintieron fascinados por la convivencia en la ciudad de tres religiones y decidieron trabajar sobre ello. Así nació D. C. (Annus Domini), el cuarto proyecto de la compañía, que se presenta desde hoy y hasta el domingo en la Sala Beckett de Barcelona. "Queríamos reproducir la magia de la ciudad, que me hizo pensar en la España de los siglos XIII y XIV, en la que convivían moros, cristianos y judíos", explica Ramón Baeza, corresponsable con Montse Sánchez de la coreografía y dirección del espectáculo.D. C. (Annus Domini) está basado en la estructura musical de una misa. "No pensamos concretamente en una ceremonia católica, sino en una misa ecuménica, y aunque no es necesario que el público descifre esta estructura, nos ha servido como guión interno para crear el espectáculo", indica Baeza, que confiesa tener "un año muy espiritual", motivado en buena parte por el cambio de milenio.
En el espectáculo, Increpación se mantiene fiel a su línea creativa, fundamentada en la fusión del flamenco con la danza contemporánea. Aunque, aprecia Baeza, cada vez es más notoria la evolución de la compañía hacia nuevos lenguajes: "Es un espectáculo más contemporáneo que los demás. Sin renunciar a las bases del flamenco, el material de movimiento nos ha salido más gestual".-