EL 'CASO OÑEDERRA'

La primera víctima mortal de los GAL

Ramón Oñederra, Kattu, fue la primera víctima mortal reivindicada por los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). El 19 de diciembre de 1983, hacia las 19.30, varios individuos le tirotearon en el bar Caiette, de Bayona, en el que trabajaba de camarero.Su caso engloba, por extensión, los primeros asesinatos cometidos por esa organización, todos en el sur de Francia: a Ángel Gurmindo y Vicente Perurena les mataron el 8 de febrero de 1984, y a Christian Olaskoaga el 18 de noviembre de ese mismo año en un atentado en el que resultó herido de gravedad su hermano Claude.

La acción contra...

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Ramón Oñederra, Kattu, fue la primera víctima mortal reivindicada por los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). El 19 de diciembre de 1983, hacia las 19.30, varios individuos le tirotearon en el bar Caiette, de Bayona, en el que trabajaba de camarero.Su caso engloba, por extensión, los primeros asesinatos cometidos por esa organización, todos en el sur de Francia: a Ángel Gurmindo y Vicente Perurena les mataron el 8 de febrero de 1984, y a Christian Olaskoaga el 18 de noviembre de ese mismo año en un atentado en el que resultó herido de gravedad su hermano Claude.

La acción contra Kattu, de 23 años y considerado por la policía francesa como miembro de ETA Militar, se produjo la víspera de una reunión en París entre el presidente del Gobierno español y el jefe del Estado francés, los socialistas Felipe González y François Mitterrand.

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La banda etarra había asesinado cuatro días antes a un agente español, Eduardo Navarro, y el anterior otro había perdido una pierna a causa de una explosión.

A su vez, los GAL, que ese mismo mes secuestraron, por equivocación, a Segundo Marey, habían advertido de que responderían a cada golpe de los terroristas.

Oñederra, de Azkoitia (Guipúzcoa) y residente en Francia desde hacía seis años, se encontraba solo en el establecimiento de bebidas, situado en el barrio antiguo de la ciudad y frecuentado por exiliados vascos, cuando irrumpieron sus asesinos.

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Según amigos suyos, Kattu había recibido amenazas y temía por su vida. Así, tenía una pistola al alcance de su mano en la barra. Ello le permitió repeler el ataque cuando ya había sufrido los primeros disparos a bocajarro. Pero no tenía ninguna posibilidad de salvarse y cayó acribillado.

Al día siguiente, 1.500 personas, la inmensa mayoría exiliados vascos, se manifestaron por Bayona a los gritos de "¡González, asesino; Mitterrand, cómplice!", y terminaron enfrentándose a los gendarmes, que recurrieron a los gases lacrimógenos para dispersarlas.

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