GUERRA EN EL CÁUCASO

El presidente checheno denuncia la pasividad de Yeltsin

El presidente checheno, Aslán Masjádov, envió ayer una carta abierta a Borís Yeltsin en la que afirma que "aún no es tarde para detener la guerra", al tiempo que acusa a los halcones de haber buscado un pretexto para lanzarse a la reconquista de la república norcaucásica independentista."Por lo menos en cinco oportunidades he tratado de ponerme en contacto con usted, y estoy seguro de que si hubiese podido hablarle, aunque fuera por teléfono, hoy no habría guerra", dice Masjádov a Yeltsin, y sostiene que los culpables del nuevo conflicto son los mismos que le han impedido hablarle: "El ...

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El presidente checheno, Aslán Masjádov, envió ayer una carta abierta a Borís Yeltsin en la que afirma que "aún no es tarde para detener la guerra", al tiempo que acusa a los halcones de haber buscado un pretexto para lanzarse a la reconquista de la república norcaucásica independentista."Por lo menos en cinco oportunidades he tratado de ponerme en contacto con usted, y estoy seguro de que si hubiese podido hablarle, aunque fuera por teléfono, hoy no habría guerra", dice Masjádov a Yeltsin, y sostiene que los culpables del nuevo conflicto son los mismos que le han impedido hablarle: "El generalato y los políticos halcones".

El presidente checheno arremetió contra Guennadi Tróshev, Vladímir Shamánov y los otros generales que "han hecho retroceder" a rusos y chechenos "al otoño de 1994". Los militares, "por su ineptitud, han humillado a un gran Ejército", asegura Masjádov, mientras advierte que Chechenia puede convertirse en un segundo Kurdistán.

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Este nuevo mensaje es otro grito de desesperación que lanza: ya ha escrito a la ONU, a la OSCE, al presidente estadounidense Bill Clinton, a los líderes árabes y, ante la indiferencia de estos últimos, al Papa. El problema es que Rusia no quiere negociar con él, primero, porque considera que no controla la situación y, segundo, porque es partidario de la independencia.

Masjádov es una figura trágica: venció en la pasada guerra contra Rusia, pero después ni él ni su pueblo supieron aprovechar la posibilidad que les brindaba la historia. Incapaz de imponer el orden en Chechenia, la república se convirtió en un foco de criminalidad y en el reino de los secuestros. Ahora debe renunciar a la independencia o dar nuevamente la batalla desde una posición mucho más débil que hace cinco años.

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