¿La hora de Ràdio 9?

Nunca acabaré de entender por qué la Generalitat socialista penalizó a la radio antonómica, Ràdio Nou. Cierto es que aquella alegre muchachada que gobernó a piñón fijo de las directrices de Madrid nunca tuvo criterio ni arbitrio para decidir en esta materia, pero, al menos, bien pudo percibir que, de todos los medios de comunicación, los menos valencianos eran, han sido y son, los radiofónicos, siempre atentos al pitido centralista, por más que en algunas ocasiones hayan pretendido disfrazarse. El remedio posible consistía en competir, mejorando la oferta, y el medio idóneo era la emisora públ...

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Nunca acabaré de entender por qué la Generalitat socialista penalizó a la radio antonómica, Ràdio Nou. Cierto es que aquella alegre muchachada que gobernó a piñón fijo de las directrices de Madrid nunca tuvo criterio ni arbitrio para decidir en esta materia, pero, al menos, bien pudo percibir que, de todos los medios de comunicación, los menos valencianos eran, han sido y son, los radiofónicos, siempre atentos al pitido centralista, por más que en algunas ocasiones hayan pretendido disfrazarse. El remedio posible consistía en competir, mejorando la oferta, y el medio idóneo era la emisora pública autonómica. Sin embargo, se la desdeñó, sumiéndola en niveles de mera subsistencia, a pesar de los buenos mimbres personales de que disponía. Ahora parece que se la quiere relanzar, dotándola de recursos materiales y sólo faltaba que también de libertad para cumplir su cometido. Aplaudimos el proyecto, si no es un bulo más, pero nos reservamos el júbilo hasta comprobar con estas orejitas que ha llegado de verdad la hora de Ràdio 9.

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