Dos detenidos por el robo de la caja fuerte de un almacén de Mercasevilla

Un joven de Bormujos debió de pensar el sábado que no se le iba a acabar la suerte nunca por muy gorda que la liara, que iba a ser capaz de robar a su jefe, engañar a varios vigilantes de seguridad, a todos los integrantes de un cuartel de la Guardia Civil y una Comisaria de Policía. Ahora está detenido junto con un amigo de su pueblo por robar una caja fuerte con cuatro millones de pesetas y toda la documentación de la empresa dentro.En la madrugada del pasado sábado, este joven entró en las instalaciones de Mercasevilla conduciendo su propio vehículo con un amigo. Como trabajaba allí en un a...

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Un joven de Bormujos debió de pensar el sábado que no se le iba a acabar la suerte nunca por muy gorda que la liara, que iba a ser capaz de robar a su jefe, engañar a varios vigilantes de seguridad, a todos los integrantes de un cuartel de la Guardia Civil y una Comisaria de Policía. Ahora está detenido junto con un amigo de su pueblo por robar una caja fuerte con cuatro millones de pesetas y toda la documentación de la empresa dentro.En la madrugada del pasado sábado, este joven entró en las instalaciones de Mercasevilla conduciendo su propio vehículo con un amigo. Como trabajaba allí en un almacén, su entrada no supuso mayor sorpresa para los vigilantes. Aparcó el Opel Corsa junto a su almacén y ambos entraron por la puerta y con la llave. Pero para seguir con su plan, rompieron parte del techo (desde dentro) en un intento de que pareciera un robo. Otro, a ser posible.

Arrancaron la caja fuerte y la cargaron en el coche. Un vigilante dio la voz de alarma y sus compañeros cerraron el portón. Los presuntos ladrones lo embistieron con el coche y lograron salir, pero con el radiador roto, por lo que su huida acabó con el motor fundido, a la altura del puente del Alamillo.

Entonces intentaron borrar su rastro (sabían que los vigilantes habían identificado el coche) y presentaron una denuncia en el cuartel de San Juan de Aznalfarache por el supuesto robo del automóvil. Paralelamente, el propietario del almacén había hecho lo propio contra ellos en la comisaría de Nervión, gracias a la descripción de los vigilantes.

Sobre las 10 de la mañana el disparate llegó al tope. Dos motoristas de Tráfico localizaron el coche. Por casualidad, llegó allí el propietario del almacén gritando sobre el robo de su negocio con la denuncia en la mano. Al presunto ladrón se le ocurrió aparecer también por allí con una grúa, arguyendo que había salido a ver si encontraba el coche. Los motoristas no sabían a cuál de las denuncias hacer caso. Solución: todos al cuartel. El joven cantó y, como guinda a este disparate de robo, cuando la Guardia Civil llegó a detener al cómplice, la policía ya se lo había llevado tras seguir su propia pista.

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