Cartas al director

Atención personal

Se han sucedido en EL PAÍS un artículo sobre el enfoque social de la salud mental, su apoyo en Cartas al Director, y, entre otros trabajos, como los relativos al Alzheimer, un estudio sobre los costosos fármacos específicos y las dudas razonables por la presión que sobre los médicos prescriptores ejercen los beneficios ofrecidos por los laboratorios. Siendo necesaria esta tribuna pública, como padre de un enfermo que lucha por recuperarse, creo no suficientes las citas puntuales en tanto no se abra un debate que haga real el protagonismo activo de los enfermos -por sí y representados, en la m...

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Se han sucedido en EL PAÍS un artículo sobre el enfoque social de la salud mental, su apoyo en Cartas al Director, y, entre otros trabajos, como los relativos al Alzheimer, un estudio sobre los costosos fármacos específicos y las dudas razonables por la presión que sobre los médicos prescriptores ejercen los beneficios ofrecidos por los laboratorios. Siendo necesaria esta tribuna pública, como padre de un enfermo que lucha por recuperarse, creo no suficientes las citas puntuales en tanto no se abra un debate que haga real el protagonismo activo de los enfermos -por sí y representados, en la mejor defensa de sus derechos-, de sus familias, de las instituciones -nacionales y autonómicas-, dada su función social y económica, junto con los médicos -a los que pido más información, bajo la norma de otras ramas: pedir autorización para intervenir cualquier órgano del enfermo, la cual no sigue tratándose de la mente- y orientados todos a su posible curación y a su efectiva reinserción social.Quiero decir que hay que hablar más del enfermo y su compleja situación, desde la depresión que tantas veces se cronifica, y buscar vías de superación no tanto por medicamentos compensados entre sí, dosificación que nutre las enormes cuentas de la industria, calificando algunos de "milagro", pero sin ocultar su dependencia.

Vemos diagnósticos inseguros, como corresponde a la mente en crisis, que confluyen en la prescripción del medicamento en boga, las consultas del psiquiatra con el enfermo reducidas a la prescripción de la dosis y la desorientada angustia de los padres pendientes del psicólogo -siempre sujeto al dictamen del psiquiatra- y, en su caso, del centro rehabilitador. Creo imprescindible unir los esfuerzos de todos y que la sociedad les dé la atención y medios integradores para el enfermo, superando la política de compartimentos estancos: la Comunidad de Madrid divide la Concejalía de Sanidad y Servicios Sociales, siendo esencial en estos enfermos su afán de integración social. Invirtamos en atención personal (mucho) más que en medicamentos: ganaremos todos.-

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