MUJERES

San Marino rechaza la nacionalidad por vía materna

A poco más de un centenar de días del ansiado y temido Tercer Milenio, la República de San Marino, la más pequeña del mundo, fundada en el siglo XIII, se aferra al pasado con curiosa insistencia. Las mujeres, en este territorio minúsculo de apenas 60 kilómetros cuadrados, situado entre las regiones italianas de Emilia Romani y Las Marcas, no pueden transmitir la nacionalidad a su descendencia.Quienes pensaban que esta atávica norma podría desaparecer, gracias a una nueva ley aprobada el 16 de junio pasado (aprobada en consenso entre el Gobierno de democristianos y socialistas y de los dos part...

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A poco más de un centenar de días del ansiado y temido Tercer Milenio, la República de San Marino, la más pequeña del mundo, fundada en el siglo XIII, se aferra al pasado con curiosa insistencia. Las mujeres, en este territorio minúsculo de apenas 60 kilómetros cuadrados, situado entre las regiones italianas de Emilia Romani y Las Marcas, no pueden transmitir la nacionalidad a su descendencia.Quienes pensaban que esta atávica norma podría desaparecer, gracias a una nueva ley aprobada el 16 de junio pasado (aprobada en consenso entre el Gobierno de democristianos y socialistas y de los dos partidos de la oposición), se llevaron un gran chasco el domingo 12 de septiembre, cuando el pueblo de San Marino (más de 30.000 habitantes) fue convocado a las urnas para pronunciarse sobre el texto legal. El resultado fue negativo. Sobre el total de ciudadanos que acudieron a las urnas (un 56% de los convocados) y teniendo en cuenta que para que pasara el referéndum era necesario que los votos afirmativos alcanzaran el 32% del escrutinio, se necesitaba un mínimo de 9.667 votos afirmativos. Triunfó el sí, pero faltaron poco más de 300 votos para alcanzar la barrera mínima.

En un domingo soleado y caluroso, buena parte de sus habitantes prefirieron dedicarse al ocio. Y otra parte, incluidas no pocas mujeres, prefirieron rechazar una ley que se queda lejos de otorgar la igualdad a los dos sexos, ya que sólo introduce la posibilidad de que los hijos de madre sanmarinense elijan su nacionalidad al cumplir los 18 años.

Las mujeres de este paraíso que vive del turismo, la filatelia y la numismástica, no gozaron de derecho al voto hasta 1964. Hasta diez años después no fueron elegidas mujeres a cargos políticos, y hasta 1981 no llegó una fémina a ocupar la instancia más alta de la república, cargo que ostenta hoy Rosa Zafferani.

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