El Pacto de Lizarra apuesta por la negociación y acusa de "inmovilismo" a los no nacionalistas

Los firmantes del Pacto de Lizarra acusan a los Gobiernos español y francés y a los partidos no nacionalistas de haberse "instalado en una comodidad irresponsable" y en el inmovilismo. Al conmemorar ayer en Durango (Vizcaya) el acuerdo que precedió a la tregua de ETA, sus promotores exigieron a "los de la política del no" que presenten una alternativa a Lizarra. Los partidos, sindicatos y colectivos firmantes abogaron por el diálogo y la negociación para superar el "conflicto político vasco" y consideraron "imprescindible lograr que desaparezcan las manifestaciones de violencia", pero no las c...

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Los firmantes del Pacto de Lizarra acusan a los Gobiernos español y francés y a los partidos no nacionalistas de haberse "instalado en una comodidad irresponsable" y en el inmovilismo. Al conmemorar ayer en Durango (Vizcaya) el acuerdo que precedió a la tregua de ETA, sus promotores exigieron a "los de la política del no" que presenten una alternativa a Lizarra. Los partidos, sindicatos y colectivos firmantes abogaron por el diálogo y la negociación para superar el "conflicto político vasco" y consideraron "imprescindible lograr que desaparezcan las manifestaciones de violencia", pero no las condenaron.

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Un año después de que se firmara en la localidad navarra de Estella el acuerdo que posibilitó, entre otras cosas, la tregua terrorista, los grupos políticos, sociales y sindicales que lo suscribieron están dispuestos a "inaugurar una nueva etapa". Cansados de la "política del no", los grupos de Lizarra mostraron su deseo de avanzar por el frente de la paz y la democracia, "el único frente que necesita Euskal Herria", ante la demanda social de "concreciones y pasos efectivos". La reunión mantenida ayer en el municipio vizcaíno tuvo un tono mucho menos solemne que la de Estella y estuvo llena de implícitos. El principal, que el proceso diseñado en Lizarra no ha avanzado tanto como imaginaron sus promotores. La culpa de ese estancamiento no corresponde, en su opinión, a que no ha encontrado el respaldo que esperaban en las urnas, sino al "inmovilismo" de los otros. Entre esos otros están los Gobiernos español y francés y determinados medios de comunicación, que no especifica, a los que acusa de haberse instalado en una "comodidad irresponsable" y, sobre todo, de no haber aportado una alternativa. Las fuerzas políticas presentes (PNV, EH, EA e IU) se esforzaron en destacar dos ideas: que, frente a lo que sostienen los no nacionalistas, Lizarra-Garazi no es sinónimo de "más nacionalismo, sino un método de resolución de conflictos", y que para resolver el conflicto vasco es "imprescindible la participación de todos los agentes implicados".

"¿Qué partidos tenemos [en referencia al PP y al PSOE] que después de transcurrido un año niegan hasta la existencia de un conflicto político vasco?", se preguntó Joseba Egibar. El portavoz del PNV recordó que "el conflicto político vasco no empezó con ETA hace 40 años" y aseguró que tampoco va a cerrarlo el hecho de que ETA abandone las armas. El dirigente de HB Arnaldo Otegi agregó que socialistas y populares "están anclados en alternativas del pasado, superadas por esta sociedad".

Aunque el sábado se produjo en Vitoria otro episodio de kale borroka, la única alusión a la violencia fue una apelación a que "desaparezcan" sus "manifestaciones ligadas al conflicto", el circunloquio que suele utilizar el mundo de HB para evitar condenar las acciones de ETA y la agitación callejera.

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