Reportaje:Jornal de agosto

El 'dermatólogo' de la ciudad

El Jefe de la Operación Asfalto ha alquitranado en 10 veranos más de 1000 kilómetros de calles, casi la distancia a París

Lo fácil de la Operación Asfalto, ese dispositivo municipal que alquitrana en verano calles en mal estado, es lo que se ve: el espectáculo de una decena de obreros echando con máquinas especializadas una capa de asfalto a 150 grados centígrados, rodeados de un ruido de mil demonios y de un montón de curiosos. Lo difícil consiste en que esa brigada de trabajadores encuentre la calle preparada para untarle la capa de alquitrán y que la ciudad no se desbarajuste. En eso se tardan más de seis meses.Así lo afirma Luis Goiría, jefe adjunto del departamento municipal de Conservación de Calles y actua...

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Lo fácil de la Operación Asfalto, ese dispositivo municipal que alquitrana en verano calles en mal estado, es lo que se ve: el espectáculo de una decena de obreros echando con máquinas especializadas una capa de asfalto a 150 grados centígrados, rodeados de un ruido de mil demonios y de un montón de curiosos. Lo difícil consiste en que esa brigada de trabajadores encuentre la calle preparada para untarle la capa de alquitrán y que la ciudad no se desbarajuste. En eso se tardan más de seis meses.Así lo afirma Luis Goiría, jefe adjunto del departamento municipal de Conservación de Calles y actual responsable de la veraniega Operación Asfalto, que, en verdad, "empieza en enero". Goiría ha participado en 10 campañas. De otra manera: ha asfaltado siete millones de metros cuadrados de calzada. Lo suficiente, casi, como para trazar una carretera desde la Puerta de Sol a París (1.250 kilómetros). Madrid cuenta con 21 millones de metros cuadrados de vías, así que, al ritmo actual, el Ayuntaminto habrá reasfaltado la ciudad entera en el 2020.¿Qué hará entonces en verano el equipo de Goiría? ¿Se podrá tomar por fin las vacaciones? "Pues no; habrá que empezar otra vez porque las calles alquitranadas al principio ya estarán estropeadas", responde este ingeniero de Caminos de 54 años.

El proceso es el siguiente: en enero se elabora un censo de calles necesitadas de una cura. Para eso, se consulta a cada junta de distrito (en Madrid hay 21). Desde allí remiten al departamento de Goiría una listado con las calles más estropeadas. Una vez con los 21 listados en la mano, Goiría y los suyos, que son 24, cotejan el nombre de las vías con sus propias listas de calles dañadas, elaboradas por sus especialistas. Además, para seleccionar las elegidas, añaden un elemento definitivo: el dinero con que se cuenta, dato desconocido por las juntas de distrito, que tienden a incluir más calles de las que pueden ser atendidas.

Este año, el Ayuntamiento ha reservado 450 millones de pesetas. En 1998 fueron 1.500. Teniendo muy en cuenta que alquitranar un metro cuadrado de calzada cuesta 1.000 pesetas, el equipo de Goiría elabora, a finales de enero, la lista definitiva. Este año, los tramos incluidos son 130, de los que ya se han terminado 128.

A partir de febrero, los técnicos municipales comienzan a trabajar para conseguir que, en agosto, los obreros encuentren preparadas y despejadas las calles incluidas en la lista. En febrero se envía el resultado de la selección a todas las compañías capaces de horadar la ciudad: Telefónica, Gas Natural, Iberdrola, Fenosa, Canal de Isabel II, Madritel... El objeto: que ejecuten en julio todos los trabajos que tuvieran previsto llevar a cabo en las calles elegidas. Así que la avenida incluida en la lista, antes de recibir la visita de los miembros de la Operación Asfalto, recibe a los del gas, los del teléfono, los del agua etcétera. La ley estipula que si las compañías no cavan sus zanjas antes de que lo haga el Ayuntamiento, no podrán hacerlo, al menos, hasta dentro de cuatro años. En junio, los vecinos de la zona comienzan a recibir cartas del Ayuntamiento informándoles de que determinada calle está incluida en la Operación Asfalto. Esto se hace, entre otras cosas, para lograr que nadie aparque el día D. De cualquier manera, antes de que lleguen los obreros, el equipo de Goiría, que además se encarga de vigilar y dar licencias a las 10.000 obras, obritas y obrillas de cualquier tipo que se ejecutan en Madrid, envía el calendario previsto de la Operación Asfalto al departamento de Tráfico del Ayuntamiento, a la Policía Municipal y a la Empresa Municipal de Transportes (EMT) para que lo examinen, aprueben o modifiquen. Esto ocurre, más o menos, un mes antes de empezar a asfaltar calles.

Todos los pasos previos tienen por objeto conseguir que el hecho de restañar esta pequeña herida en la piel de la ciudad no acarree más problemas y líos de los estrictamente necesarios: que el remedio para curar la superficie dañada de Madrid no sea peor que una enfermedad a base de atascos, ruidos y molestias. Por eso, además de todo lo hecho hasta ese momento, el equipo de dermatólogos de Goiría se ocupará de que unos días antes de que lleguen las máquinas se haya despejado la calle completamente: fuera coches aparcados a última hora, fuera alcantarillas, fuera marquesinas de autobuses...

Cada mes de agosto se supone que Madrid está casi vacío y entonces se pone en marcha, oficialmente, la Operación Asfalto. Luis Goiría, desde un despacho en una cuarta planta, y a veces a pie de obra, comprobará cómo se desarrolla todo, si se cumple el calendario previsto. Muy tranquilo. En el fondo, sabe que lo más difícil ya está hecho.

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