GOLF Campeonato de la PGA

Un chico de Borriol

El golfista castellonense, definido por sus vecinos como "un tío vivo, sencillo, de pueblo"

Domingo 15 de agosto, 21.00 hora española. En Medinah (cerca de Chicago, Indiana) empieza la última jornada del PGA. El mundo del golf pendiente del duelo entre las dos jóvenes estrellas: Tiger Woods (23 años) y Sergio García (19 años). En Borriol (un municipio de 3.000 habitantes, nueve kilómetros al oeste de Castellón) la calle es silencio. El puebo que vio crecer a Sergio permanece pegado a la televisión. Euforia entre paredes.Se respira confianza. La misma que el niño, con su serenidad aplastante, ha insuflado a una población que ha convertido el golf, esa práctica elitista, en un deporte...

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Domingo 15 de agosto, 21.00 hora española. En Medinah (cerca de Chicago, Indiana) empieza la última jornada del PGA. El mundo del golf pendiente del duelo entre las dos jóvenes estrellas: Tiger Woods (23 años) y Sergio García (19 años). En Borriol (un municipio de 3.000 habitantes, nueve kilómetros al oeste de Castellón) la calle es silencio. El puebo que vio crecer a Sergio permanece pegado a la televisión. Euforia entre paredes.Se respira confianza. La misma que el niño, con su serenidad aplastante, ha insuflado a una población que ha convertido el golf, esa práctica elitista, en un deporte popular. Al menos en teoría. Los tecnicismos golfistas han sido adoptados por el lenguaje más habitual. "El pueblo no tenía ni puñetera idea de golf y desde que está Sergio todo el mundo sabe lo que es un bogey y un putt", asegura un allegado, Julio Sos.

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En Borriol definen a Sergio como "un tío vivo, agradable y muy tratable; sencillo y cercano. De pueblo". Y al parecer, sus costumbres no han cambiado: entre torneo y torneo, tras codearse con la élite del golf, Sergio aterriza en Borriol. Pasea a su perro y juega al billar con los amigos. Una vida de lo más normal. Una semana antes del inicio del PGA, disfrutaba jugando al fútbol-sala en un partido organizado con motivo de la Semana Cultural del municipio.

Son sólo pequeñas licencias. Sergio vive volcado en esa afición convertida en oficio, ésa que ha mamado a pulso toda su vida, desde que su padre, Víctor García, ex jugador de golf, recaló en el Club de Campo del Mediterráneo como entrenador. Allí su madre, Chelo, regenta aún la tienda de artículos deportivos. Así fue como Sergio creció entre palos, pelotas y hierba. Su futuro estaba cantado.

En Borriol, agradecidos porque el nombre del municipio suene en la prensa nacional, han decidido inmortalizar el de Sergio García. Según aprobó el último pleno del Ayuntamiento, así se llamará en el nuevo pabellón polideportivo del pueblo. Un reconocimiento temprano.

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