30 rumanos que fueron a Valencia vuelven al poblado de San Roque

Seis furgonetas con una treintena de rumanos aparcaron ayer junto al poblado de San Roque, en Fuencarral. En esta ocasión, no llegaban de Rumania, como los otros 60, 15 de ellos niños, que los agentes municipales de la capital expulsaron en la madrugada del pasado viernes del parque de Camaruel, en Latina. Regresaban, según narró uno de ellos a última hora de la tarde de ayer, de Valencia, adonde habían viajado una semana antes para vender el periódico La Farola. "En Madrid se fue mucha gente de vacaciones y no podíamos venderlo", dijo el hombre. Mientras estaban ausentes, muchos de sus compat...

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Seis furgonetas con una treintena de rumanos aparcaron ayer junto al poblado de San Roque, en Fuencarral. En esta ocasión, no llegaban de Rumania, como los otros 60, 15 de ellos niños, que los agentes municipales de la capital expulsaron en la madrugada del pasado viernes del parque de Camaruel, en Latina. Regresaban, según narró uno de ellos a última hora de la tarde de ayer, de Valencia, adonde habían viajado una semana antes para vender el periódico La Farola. "En Madrid se fue mucha gente de vacaciones y no podíamos venderlo", dijo el hombre. Mientras estaban ausentes, muchos de sus compatriotas que permanecieron en San Roque han sido realojados en dos asentamientos dotados de duchas y otros servicios básicos. "A nosotros nos dijeron los de la Cruz Roja que el traslado iba a ser el día 16, y por eso hemos venido hoy; mañana llegarán varias furgonetas más", adelantó.PASA A LA PÁGINA 3

Protesta del vecindario

La policía impide la entrada de los rumanos en San Roque

Los vecinos de la glorieta del Puente de Segovia se quejan de que los rumanos hacen mucho ruido por la noche, cuando se reúnen en grupos que superan la treintena. Aseguran que se chillan unos a otros a cada momento. "Se ponen a hablar por teléfono en las cabinas y empiezan a gritar cuando quieres dormir. No se dan cuenta de que están molestándonos y siguen así hasta la madrugada", explicaba una vecina.También protestaron porque los rumanos están llenando toda la acera y los jardines con latas y botellas vacías. Además, orinan en cualquier esquina, afirman. "El que debería poner fin a todo este desmadre es el alcalde. Yo le traía aquí junto al resto de sus concejales para que lo viera. Lo que es una vergüenza es que hasta ahora nadie haya sido capaz de pasarse por aquí para ver cómo vive esta gente, que está todo el día tirada en la acera, y ayudarlos", señaló un vecino.

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