Y las aguas descendieron...

La única nube que vino a turbar la paz de L"Aleixar (Baix Camp) fue la constituida por periodistas y curiosos. No hubo diluvio universal, que se supone que es lo que esperaban ayer los integrantes del grupo apocalíptico Energía Universal y Humana en un refugio construido a tal efecto. Ni una sola nube y ni un solo miembro del grupo. La expectación causada por los medios de comunicación respecto a las actividades de esta asociación, que se vende en Internet como dispuesta a formar sanadores que, mediante la imposición de manos -y con tan sólo seguir un cursillo de unos cuantos días-, pueden cu...

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La única nube que vino a turbar la paz de L"Aleixar (Baix Camp) fue la constituida por periodistas y curiosos. No hubo diluvio universal, que se supone que es lo que esperaban ayer los integrantes del grupo apocalíptico Energía Universal y Humana en un refugio construido a tal efecto. Ni una sola nube y ni un solo miembro del grupo. La expectación causada por los medios de comunicación respecto a las actividades de esta asociación, que se vende en Internet como dispuesta a formar sanadores que, mediante la imposición de manos -y con tan sólo seguir un cursillo de unos cuantos días-, pueden curar cánceres, sidas y enfermedades mentales varias, fue suficiente para que ninguno de sus integrantes se acercara a la finca. Sólo una multitud de informadores haciendo guardia y curiosos con afán de ver la cara de los apocalípticos. La única que se acercó a la finca fue Gemma Porto Nuet, la propietaria del terreno y secretaria de la asociación en España, quien, a voz en grito recriminó a los periodistas la "información equivocada" sobre el colectivo, del que negó que se tratara de una secta. Sin embargo, Porto no explicó cuáles son exactamente sus actividades: "Os tendríais que preocupar por los drogadictos y los criminales, nosotros ayudamos a la gente". Gemma Porto se negó a explicar cómo. Esta organización había construido dos refugios, uno en L"Aleixar y otro en Santa Cristina d"Aro (Baix Empordà), para protegerse del diluvio universal que, según su previsión, debía producirse coincidiendo con el eclipse solar. El líder internacionalo de esta secta, Luong Minh Dang, había vaticinado que sólo se salvarían las edificaciones situadas por encima de los 300 metros sobre el nivel del mar.

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