El futuro político de la ciudad queda en manos de un dictamen técnico

El secretario general de la Asamblea de Melilla, Ventura Rodríguez, tiene en sus manos la responsabilidad. De su dictamen técnico depende el esclarecimiento del espeso panorama político de la ciudad. Si consigue mantener el escaño al que renunció en su día, Malika Mohamed será quien deshaga el empate a 12 diputados entre el Gobierno y la oposición. Si Rodríguez decide lo contrario, dará a la oposición la mayoría que precisa para hacer prosperar su moción de censura contra Mustafa Aberchan. La actitud de Malika Mohamed y Román Dobaño fue precisamente la que desencadenó la crisis en la que vive...

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El secretario general de la Asamblea de Melilla, Ventura Rodríguez, tiene en sus manos la responsabilidad. De su dictamen técnico depende el esclarecimiento del espeso panorama político de la ciudad. Si consigue mantener el escaño al que renunció en su día, Malika Mohamed será quien deshaga el empate a 12 diputados entre el Gobierno y la oposición. Si Rodríguez decide lo contrario, dará a la oposición la mayoría que precisa para hacer prosperar su moción de censura contra Mustafa Aberchan. La actitud de Malika Mohamed y Román Dobaño fue precisamente la que desencadenó la crisis en la que vive Melilla desde la investidura presidencial de Aberchan. Ambos desoyeron las órdenes de la dirección nacional del que era su partido, el PSOE, y apoyaron a Aberchan para que gobernase junto al Grupo Independiente Liberal (GIL). El PSOE, el PP, el Partido Independiente de Melilla (PIM) y la Unión del Pueblo Melillense (UPM) suscribieron un acuerdo el 2 de julio para que fuera presidente al candidato de esta última formación, Juan José Imbroda, e impedir así que la ciudad fuera gobernada por el GIL, que, con siete diputados, fue el más votado en las elecciones del 13-J. Pero, a última hora, Mohamed y Dobaño decidieron dar su voto al candidato de Coalición por Melilla (CM), Aberchan. Dobaño y Mohamed justificaron su decisión en el riesgo que suponía para la paz social de la ciudad dejar excluido a un partido musulmán, CM, que había sido la segunda fuerza más votada. La dirección del PSOE los expedientó y les pidió que renunciaran a sus escaños. La moción de censura El 8 de julio, cinco días después de la investidura de Aberchán, los partidos que habían pactado la presidencia de Imbroda intentaron recomponer el acuerdo y restituir la situación mediante una moción de censura. El empeño fracasó por la negativa de los tres diputados del PIM, dirigido por Enrique Palacios, un tránsfuga del PP que gobernó la ciudad durante los 15 meses anteriores a las elecciones. El PIM negoció entonces con el GIL y Aberchan la formación del Gobierno, pero éste no accedió a sus pretensiones al considerarlas "exageradas". Aberchan incluyó a cuatro independientes y cerró el Ejecutivo con el GIL, pese a no contar con mayoría absoluta en la Asamblea. Apenas cuatro días después de que los nuevos consejeros tomaran posesión, el PP, el PIM y la UPM volvieron a acordar una moción de censura contra Aberchan, aunque no contaron en las negociaciones con el PSOE -que criticó por ello a los populares-, cuyos dos diputados son necesarios para sumar la mayoría absoluta. Mientras tanto, Aberchan seguía sin convocar el pleno en el que debía formalizarse la renuncia de Mohamed y Dobaño con vistas a la toma de posesión de sus sustitutos.

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