Tribuna:

Otro gallo

El PP ha elegido una mujer para candidata a la Presidencia de la Junta de Andalucía. Un grupo político en el que dos mujeres brillan, y todas las demás por su ausencia, apuesta por una mujer. Terminado el esfuerzo de presentación de Javier Arenas y Rodrigo, a ratos en Andalucía, las palabras de Teófila Martínez, la candidata, anunciaban un cambio en las formas. No insultó, solicitó de esta sociedad que abandonara sus prejuicios contra el PP. La intención o el cambio de modos ha durado menos que la subida de sueldo de Monteseirín. Ha bastado que salgan a la luz los datos de una encuesta de la ...

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El PP ha elegido una mujer para candidata a la Presidencia de la Junta de Andalucía. Un grupo político en el que dos mujeres brillan, y todas las demás por su ausencia, apuesta por una mujer. Terminado el esfuerzo de presentación de Javier Arenas y Rodrigo, a ratos en Andalucía, las palabras de Teófila Martínez, la candidata, anunciaban un cambio en las formas. No insultó, solicitó de esta sociedad que abandonara sus prejuicios contra el PP. La intención o el cambio de modos ha durado menos que la subida de sueldo de Monteseirín. Ha bastado que salgan a la luz los datos de una encuesta de la CEA -sus resultados avalan la discriminación que sufre Andalucía por el gobierno del PP-, un estudio de la Consejería de Economía -Andalucía no ha recibido, tal como le corresponde por su censo 325.000 millones- o que, Manuel Chaves, anuncie que el Gobierno central va a endurecer su actitud con Andalucía para que, la candidata, diga del gobierno andaluz que "tienen una cara que se la pisan". Vuelta al origen y nada de cambios. Es más de lo mismo. Sus primeras palabras parecían el comienzo de una nueva forma de hablar en política, y a más de uno de sus adversarios iba a obligar a dirigir su discurso al ciudadano buscando su voto y no la destrucción del contrario. Pero no. En la vida, para tener, hay que saber renunciar. Es posible que, si Soledad hubiera renunciado al apoyo del dimisionario Rojas, ahora no tendría que deshojar la margarita -esta vez no es mariscal, ocupada en preparar leyes que no respetan los derechos de asistencia, y a quien le aguarda un diostesalve de los abogados, amén de restablecer la dignidad de la justicia en Marbella- y esperar su otoño. Es posible también que si Teófila abandonara esta forma de hablar y exigiera al Gobierno central el reconocimiento de la realidad andaluza, y sus repercusiones económicas, otro gallo le podría cantar. En cualquier caso, cante o no cante, serviría para no dejarse utilizar como moneda de cambio para disfrazar la razón por la que Arenas no baja a la ídem y se presenta. Muchas mujeres, por lo de no dejarse utilizar, se lo agradecerían. Andalucía, que está llena de ellas y tienen un largo camino que recorrer, también.EUGENIO SUÁREZ PALOMARES

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